Gobiernos hechos para «paliar», que es disimulo bajo apariencia falsa

enrique g. souto lugo / lA voz PULSO LUCENSE

LUGO

17 jul 2016 . Actualizado a las 18:17 h.

Marca el reloj, también en Lugo, horas de dolor y rabia por la sangre derramada en el país que acuñó el más hermoso de los lemas que pueda darse una patria. Y, España adelante, vuelven a poner sus espaldas contra las paredes de las institucionales los chisgarabís que las gobiernan. Olvidan, si alguna vez lo supieron, que izar al nivel de la bandera el hermoso Liberté, égalité, fraternité exigió tanto valor y determinación como agallas les faltan, hasta en los gestos, frente a los guerreros del fanatismo. En Lugo, el portavoz del gobierno, aprendiz de político, dejó claro, sin pretenderlo, qué quieren, en esta batalla apenas iniciada, los que como él, y de él hacia arriba, ocupan despacho oficial: «paliar este tipo de violencia», reconoció.

Si Miguel Fernández, portavoz municipal, hubiese consultado el diccionario de la RAG sabría que «paliar» es: «1. Disimular [algo] baixo unha aparencia falsa. Tentaba paliar os seus defectos. 2. Tornar menos duro, intenso, doloroso ou desagradable [algo que causa prexuízo, pena, desgusto etc.], aínda que só sexa na aparencia. Paliar os efectos da crise. Paliar a fame». De disimulo y apariencia se trata, pues. Como dijo el joven edil Daniel Piñeiro, con virginal inocencia política, en una de sus primeras sesiones plenarias: «Isto é un teatro».

La política, sí, es representación; la expresión verbal y gestual es elemento de primer orden en el desempeño del cargo, como lo es el acierto en la elección del marco y el momento. Y a los guerreros del fanatismo, el gesto que son las concentraciones de las autoridades les produce el tremendo desasosiego de la risa. Y eso que quizá no conocen cómo están por dentro los partidos que los aúpan. También en Lugo. Porque qué decir de esa ruina llamada PSOE, o de esa pieza arqueológica que es el BNG; tampoco le sobra nada al PP, tan dócil ahora a la rienda santiaguesa que no es capaz de convocar su congreso local, para pasmo de los suyos. No son tiempos para líderes de pensamiento débil. También en Lugo el dolor y la rabia han hecho recordar a muchos el aviso de De Gaulle: «El carácter es la virtud de los tiempos difíciles». No sé si me entienden.