Una panadera evitó el asalto a un puticlub cercano a Lugo

LUGO

Los acusados dijeron en el juicio que se asustaron cuando escucharon la llegada de la repartidora al establecimiento.

21 jun 2016 . Actualizado a las 14:45 h.

Si el club de alterne Tritón, ubicado en las cercanías de Lugo, se salvó de un  «palo» que pretendían dar dos jóvenes rumanos, fue debido a una panadera. Llegó con su vehículo al establecimiento para efectuar el reparto en el momento en el que los asaltantes estaban manos a la obra. Ya habían atado y encerrado en la cocina a la empleada de la limpieza y presuntamente tenían noqueado a otro empleado. En plena «faena» sintieron que llegaba un vehículo y escaparon a toda prisa. Pensaron, quizás, que podía ser la policía; pero no, se equivocaron: era la panadera. Uno de los acusados detalló esta incidencia en el transcurso del juicio que esta mañana se celebró en la Audiencia Provincial. El suceso ocurrió en septiembre del año 2014.

Los dos jóvenes rumanos, de 27 y 22 años se enfrentan a ocho años de cárcel y a multas por delitos de robo con violencia en grado de tentativa, detención ilegal y lesiones. Llegaron al club alrededor de las nueve de la mañana y, una vez dentro, se encontraron con la mujer de limpieza, a la que, supuestamente, cogieron del pelo y arrastraron hasta la cocina, donde la ataron de pies y manos con bridas de plástico y le taparon la boca. Una hora después entró otro empleado al que, según el fiscal, le taparon la cara y golpearon con gran violencia en el rostro.Después escaparon por culpa de la panadera.

 Uno de los acusados reconoció que tanto él como su compañero acudieron aquella mañana al Tritón en busca de dinero, porque se encontraban en una situación de gran necesidad y pensaron que «en un puticlub hay pasta». Negó que tuviesen intención alguna de hacerle daño a nadie, porque al ir a primera hora de la mañana esperaban encontrar el local vacío.

El acusado explicó que. al encontrarse con la mujer de la limpieza.  la llevaron a la cocina y la ataron de pies y manos, además de quitarle el móvil y dejarlo al lado de la lavadora, para asegurarse de que no podría llamar a nadie. En esa situación estuvo durante una hora, el tiempo en el que los asaltantes trataron de abrir la puerta de la oficina de club para buscar dinero, pero sin éxito. Ambos procesados negaron haber golpeado con saña a los empleados del club. «Queríamos coger dinero, pero marcharnos», matizó uno de los implicados.

 La mujer que se ocupaba de la limpieza, explicó que la cogieron del pelo y le tparon la boca y luego la ataron con bridas. La dejaron tirada en la cocina. El otro empleado explicó que, nada más entrar en el local, le taparon la cabeza y lo golpearon. Perdió dos dientes y sufrió otras lesiones.