Adiós ríos, adiós

Antón Grande

LUGO

29 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia de los ríos gallegos en los últimos años es un cúmulo de despropósitos. Franco cedió los mejores ríos gallegos y lucenses a su amigo y valedor durante la guerra civil, el Conde de Fenosa, para que montase presas hidráulicas que enriquecieron al amiguito y produjeron, y siguen produciendo, millones de kilovatios que se exportan fuera de Galicia mientras aquí seguimos pagando una factura por la luz superior al resto de España.

Los despropósitos continuaron y ahí tenemos más recientemente, la ?inauguración? por parte del entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga, de la Cascada do Ézaro, que vertía sus aguas desde el cuaternario y la cortó una empresa hidroeléctrica para su propio beneficio y posteriormente fue abierto de nuevo su caudal aunque solo en ciertas fechas.

Hace poco, ni los catamaranes de la Diputación pudieron navegar por el Sil durante unas largas obras que secaron su caudal para ampliación de un embalse, a beneficio de una empresa.

Ahora otra empresa, Inca, vierte toneladas de rocas y tierra en el río Miño a su paso por Lugo y en las proximidades del Club Fluvial para hacer obras en la antigua fábrica de la luz.

Mientras, la Hidrográfica, presidida desde su fundación por lacayos del gobierno español de turno, no se enteró hasta que las protestas y las informaciones en los medios de comunicación la hicieron reaccionar, y ordenó paralizar las obras del dique. Pero la empresa, siguiendo lo que parece ser habitual por estos pagos, continuó sus trabajos con chulería.

Esta Confederación es la misma que pone trabas continuas para la creación de una playa fluvial y mantiene los ríos en lamentable estado de conservación, tanto en su lecho y en las márgenes. Mientras el caneiro de la Acea de Olga sigue roto por unas obras mal realizadas desde hace años. Y así seguimos.