«Los pacientes necesitan que eschuchemos sus miedos y dudas»

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

LUGO

El HULA dispone de una consulta de apoyo psicológico a enfermos de cáncer

12 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Rocío Basanta Matos, psicóloga clínica, con formación en psicooncología en el Instituto Catalán de Oncología, de la mano de Francisco Luis Gil Moncayo, pionero en esta especialidad, trabaja en el HULA desde hace un año. Lo hace codo con codo con la psiquiatra Marta Rodríguez Álvarez. A esta faceta de su trabajo, el diagnóstico y tratamiento de las reacciones emocionales y trastornos psicopatológicos en pacientes con cáncer y sus familiares, dedica la mayor parte de su jornada laboral, tres días a la semana. No son sus únicos cometidos. Se encarga también de dar pautas de autocuidados y para buscar espacios de relajación entre quienes han sufrido infartos de miocardio; de apoyo a víctimas de accidentes de tráfico, y en Geriatría se ocupa de las evaluaciones de deterioro cognitivo. Colabora además con Endocrinología, con pacientes que van a ser sometidos a una cirugía bariátrica para la reducción de estómago.

-¿Cuántos pacientes de oncología llegan la consulta?

-Atendemos a los que nos derivan los profesionales -oncólogos o enfermeras- que detectan alguna sintomatología o malestar, susceptible de nuestra atención, o cuando lo demanda el propio paciente. Los ingresados son nuestra prioridad. Otra fuente es la familia, que está preocupada y que cuando llega a nosotros nos transmite que no sabe cómo abordar la situación con el paciente. Hay varios momentos muy vulnerables a lo largo del proceso, susceptibles de nuestra intervención.

-¿Cuáles son esos momentos?

-El primero de ellos cuando reciben el impacto del diagnóstico, que no necesariamente es patológico. Todavía hay cierto estigma y muchos nos preguntan «¿estoy loco?» porque todavía estamos asociados a trastornos mentales. Nuestra misión es explicarles que hay situaciones impactantes que necesitan ayuda. La medicina avanzó hasta el manejo de las emociones con apoyo y asesoramiento. Otro momento crítico es cuando finaliza el tratamiento. Volver a la normalidad es muy duro, después de vivir una serie de experiencias que obligan a replantearse muchas cosas. En esa situación parece que el paciente no debería sentirse mal, sino más bien lo contrario, y en muchos casos no es así. Ahí se necesitan espacios para hablar sobre lo que ha ocurrido durante ese tratamiento. Otro momento muy impactante son las recaídas.

-¿Qué se le dice a un paciente al que le acaban de comunicar que su cáncer vuelve a estar ahí?

-Son los momentos más duros. No todos reaccionan igual. Si algo hay que aprender en este trabajo es que es necesario individualizar. Parte de la dificultad de esta tarea es saber qué necesita el de enfrente. Es importante disponer de un lugar para expresar emociones y que alguien valide que lo que está ocurriendo es normal y que las emociones se pueden y se deben expresar. Mi trabajo consiste más en escuchar que en decir y, generalmente, lo que necesitan estos pacientes es que escuchemos sus dudas y sus miedos y, a veces, transmitir la normalidad de lo que sienten. Existen situaciones de mayor vulnerabilidad como cuando hay niños pequeños por medio.

-¿La atención psicológica puede tener efectos positivos sobre los tratamientos?

-Que yo sepa los únicos que han realizado estudios sobre eficacia, eficiencia y rentabilidad en ese sentido son los americanos. Nosotros carecemos de datos comparativos entre pacientes que recibieron apoyo psicológico y los que no. Es evidente que la incidencia de la ansiedad y la depresión es tan alta y va en aumento, que tiene coste económico elevado en bajas laborales y fármacos. En el caso de los pacientes con cáncer si además de padecer la enfermedad y someterse a un tratamiento largo y duro, el estado de ánimo impide que el sistema inmune esté en un nivel óptimo, los procesos se van a alargar. Cuanto mejor nos sintamos, el cuerpo va a estar en mejores condiciones para afrontar situaciones de este tipo.

-¿Qué media de consultas necesita cada paciente?

-Es difícil determinarlo. Depende del paciente. Hay casos de una única y otros que, como los procesos, se prolongan a lo largo del tiempo.

rocío basanta ramos psicóloga clínica, especializada en psicooncología

«Existen situaciones de mayor vulnerabilidad, como cuando hay niños pequeños»

«La dotación no es la ideal. Para nada. Quedan muchas cosas pendientes»

Hospitalizados, consultas externas derivadas de Oncología, del centro de día, Hematología, Geriatría, Endocrinología, coordinar con otros servicios y con la enfermera gestora de procesos, Dolores Ferreiro, para evitar desplazamientos innecesarios...

-¿Cómo gestionan tantos frentes?

-Estableciendo prioridades. La dotación no es la ideal. Para nada. Tratamos de llegar a lo más necesario. Algunos servicios nos dicen que tendríamos que estar en ellos de forma permanente. Con lo que tenemos, hacemos lo que podemos. Hay mucho campo para desarrollar y quedan muchas cosas pendientes. Solo un dato: la media europea es de 18 psicólogos por cada 100.000 habitantes. En España, de 4,3. En Alemania, por poner un ejemplo, de 51,5.

-¿Cuál es su papel en Cardiología?

-Participo en el programa de rehabilitación cardíaca. Los miércoles tenemos un programa de educación, en el que estamos implicados enfermeras, cardiólogos, rehabilitadores y la psicólogo. Nuestra misión es hablar de la importancia del autocuidado porque se ha detectado que, a corto y medio plazo, muchos abandonan los hábitos e incluso la medicación, lo que aumenta las posibilidades de recaída. También es muy importante concienciar de la necesidad de mantener espacios para la relajación, que es algo en lo que se ha detectado que existen carencias.

-¿Cómo interviene en cirugía bariátrica?

-En los momentos previos a la intervención, con un informe para descartar una psicopatología que no la recomiende. Es una operación con muchos beneficios, pero también muchos riesgos. Hay que determinar si es el momento personal adecuado porque se requieren muchos autocuidados y comprobar que el paciente ha entendido a qué se somete.