«Se chego a estar noutra habitación, non quedaba nada de min»

Marta de Dios Crespo
Marta de Dios LUGO / LA VOZ

LUGO

Josefa Pena salvó su vida por segundos cuando una furgoneta sin frenos se empotró contra su vivienda mientras veía la televisión. Ayer ya quería volver a casa

06 mar 2015 . Actualizado a las 17:20 h.

Josefa Pena (86 años) acababa de beberse una taza de leche y, como todas las noches, se sentó en la cama a ver los informativos. «Escoitei un ruido grande e botei as mans á cabeza porque pensei que caía o teito», cuenta con nerviosismo. Lo siguiente que recuerda es ver las ruedas de una furgoneta enorme atravesadas en su habitación y la habitación cubierta de «cachotes».

Cuando entraron a rescatarla le costaba hacerse entender. Era tal el susto que solo acertó a facilitar el teléfono de un familiar. «Se chego a estar noutra habitación, non quedaba nada de min», cuenta sentada en el sofá del piso de su hija, donde vivirá los próximos días hasta que le arreglen lo que ha quedado de su casa.

«Hoxe non me deixaron entrar», asegura con gesto triste, al tiempo que reconoce que echa de menos su casa, en la que llevaba viviendo los últimos 20 años. Algunos vecinos de Casas Vellas ayudaron a tapiarle la fachada con planchas de madera, para proteger la vivienda hasta que vayan los del seguro y empiecen las reparaciones.

«Tiña que haberme quedado alí», confiesa derrotista. Hace apenas unos meses que se quedó viuda y todavía lo está superando. Su cara solo se ilumina cuando su yerno entra en la habitación con su nieto en brazos. Se permite sonreír: «É moi bonitiño, saíu aos pais».

Sobre las heridas de la pierna asegura que apenas le duelen, aunque de vez en cuando echa las manos hacia ellas con un gesto dolorido. El pasado miércoles, después de que la furgoneta se llevase su casa por delante, sus familiares prefirieron llevarla al hospital porque «sangraba moito».

tESTIMONIO LA anciana QUE SOBREVIVIÓ al furgón que destrozó su vivienda

Los vecinos reconocen que la cuesta Tres Marías es «perigosísima» y piden que se actúe

En Casas Vellas no se hablaba ayer de otra cosa. De la suerte que tuvo su vecina Josefa y de lo insegura que es la rúa Das Tres Marías. Una vecina relata que entorno a las ocho y media de la tarde, otra vecina de la calle paró un momento con la furgoneta para recoger a sus hijos. Dejó las luces y las llaves puestas, «apenas era un momento». Cuando salió con los pequeños, el vehículo no estaba, «pensou que llo roubaran».

Se conoce que se olvidó de poner el freno de mano en la parte más alta de la calle, que no es tan pendiente. Y el vehículo se fue deslizando hasta coger velocidad, llegar abajo y empotrarse con la casa de Josefa. «É unha rúa perigosísima. Hai anos o Concello quedou en facela só de sentido subida, pero xa ves que seguimos igual», protesta otro vecino. Cuentan que hace unos años rebachearon parte de la calle, pero que lo hicieron con un material demasiado liso y cuando llueve o hay heladas en ese tramo, la calle se convierte en una pista de patinaje. «Teñen que pasar estas cousas para que alguén faga algo», protestan.

El miércoles no fue la primera vez que un vehículo se empotra contra la casa de Josefa Pena, hace apenas dos años otro coche se chocaba contra la verja de la calle. Aunque en aquella ocasión la vivienda no se vio afectada. Sentada en el sofá de la casa de su hija, Josefa Pena se suma a las protestas de los vecinos: «Que arranxen esa rúa para que non volva a pasar», reivindica.