Un aficionado encuentra los petroglifos más altos del noroeste

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO

JOSÉ ANGLÉS

Aparecen estaciones en los Ancares leoneses, parecidas a las lucenses

11 ene 2015 . Actualizado a las 04:56 h.

Hace más de un año, el historiador lucense Xabier Moure encontraba en Cervantes y Navia de Suarna los primeros petroglifos de la comarca de Os Ancares. Se trataba de estaciones rupestres de gran calidad y datadas entre los años 1.500 y 5.000 antes de Cristo. Gracias al trabajo de Moure y Pilar Carpente, la Xunta acabó por declararlas BIC. Este hallazgo tenía una particularidad, se trataba de los petroglifos más altos encontrados en el noroeste hispano.

Pero este honor acaba de serle arrebatado por el trabajo de un aficionado a la arqueología: el vecino de Fabero José Anglés Correa encontró nada menos que siete estaciones rupestres en la vertiente leonesa de Os Ancares, aunque alguna de las zonas están lindando con Lugo. Aun así se trata de los primeros petroglifos hallados en esta comarca leonesa y son los más altos del noroeste, ya que están entre los 1.500 metros de altitud del valle de Porcarizas y los 1.800 de Pico Cuiña.

Anglés tuvo el apoyo de otro amateur de la arqueología, el también leonés Juan Carlos Campos. Ambos conocían el trabajo realizado en los últimos dos años por Xabier Moure. Incluso, el historiador lucense acompañó a ambos a ver algunos de los petroglifos, como los encontrados en Suárbol. Los aficionados leoneses documentaron las siete estaciones en el blog La tierra de los Amacos y dieron parte de los hallazgos al Servicio de Cultura de Castilla y León.

Los motivos representados en los petroglifos son casi en exclusiva cazoletas, que pueden aparecer aisladas o formado agrupaciones o alineamientos. «El contexto nos sitúa en zonas dedicadas a la subsistencia del ganado en épocas estivales en los que la sequía arrasaba la hierba de las llanuras», señala Campos. Se trata de brañas o pastos de altura, recorrido primero por los cazadores paleolíticos y después por los agricultores del Neolítico, explica este aficionado a la arqueología.

Los emplazamientos, señala, son espectaculares y de acceso complicado; algunos, apartados incluso de los senderos de alta montaña. «Se confirma el estilo y la iconografía de los petroglifos encontrados en los Ancares gallegos, como se deduce de los primeros descubrimientos hace tan solo un año en esta zona por Xabier Moure y Pilar Carpente», señala Juan Carlos Campos.

Zona de pastos en el Neolítico

Sobre la cronología las estimaciones apuntan a la época neolítica. Campos destaca el trabajo que hizo el investigador David González (por otra parte, uno de los especialistas en los campamentos romanos que lindan las tres comunidades) referido a las prácticas ganaderas en la Cornisa Cantábrica «y en la que se pone de manifiesto la existencia de monumentos megalíticos en zonas de pastos de altura». González apuntaba en su estudio que los restos megalíticos que hay en comarcas de altura «dan una idea del valor económico de la zona y de las estrategias de apropiación simbólica desplegadas en estos espacios por grupos del Neolítico y la Edad de Bronce».