Cambios en algunas señales de tráfico suscitan debates entre conductores

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

LUGO

Carlos Castro

Las excepciones en determinadas prohibiciones crean confusión

17 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

En la ordenación del tráfico ocurre como con el urbanismo: el paisaje se llena de curiosidades, sobre las que cada ciudadano tiene sus propias ideas y opiniones. Seguidamente se reseñan algunas que suscitan controversia o resultan curiosas para los conductores en la capital lucense.

Una de las avenidas más significativas de la ciudad amurallada es la de Ramón Ferreiro. El Concello decidió en su día, porque lo consideró adecuado, impedir los giros en algunos de los puntos en los que es posible hacerlo en la citada vía. Fue una medida que provocó más de un comentario crítico y que lo sigue provocando. Hay quien dice que es una medida útil durante el curso escolar, pero injustificable el resto del año. El caso es que son muchos los conductores que a diario hacen caso omiso de la señal que obliga a seguir de frente y giran donde no deben hacerlo. Si el policía local está cerca y ve la maniobra, es probable que formule denuncia. Salvo si se trata de un taxista y el giro se produce a la altura de Salvador de Madariaga. Allí, los taxistas conforman una excepción reconocida por el encargado de decidir cuáles se instalan y cuáles no. Bajo la señal de dirección obligatorio (la que hace que el conductor tenga que seguir hasta Irmáns Pedrosa), se indica: «Excepto taxis».

Tal distinción con el resto de los automovilistas ha levantado más de un sarpullido. Claro que, Ramón Ferreiro, en período escolar y en horario de entrada y salida, es tal caos de tráfico que seguramente no se notará la excepción.

Excepcional resulta también la información que facilita una placa informativa vinculada a una señal de prohibido parar y estacionar, instalada por el Concello en la carretera de A Coruña, en dirección a la ciudad herculina, poco después de superada la rotonda de enlace con O Ceao. Está en una parada de bus urbano, al lado de un concesionario de automóviles. La excepción parece tener por motivo facilitar las labores de carga y descarga de vehículos en los camiones. Pero a los camioneros les va a dar muy poco tiempo, entre bus y bus. De los conductores que intentan leer todo el texto cuando pasan en sus coches, muy pocos lo consiguen