San Xoán do Alto presume de altar

Marta de Dios Crespo
marta de dios LUGO / LA VOZ

LUGO

ÓSCAR CELA

La iglesia lucense recupera uno de los retablos menores gracias a un vecino

16 ago 2014 . Actualizado a las 07:03 h.

La Iglesia de San Xoán do Alto recupera una de sus obras tras más de 20 años. En la última reforma (1993) dos de sus retablos menores, situados a ambos lados del altar, se perdieron. Uno de ellos, el derecho, sobrevivió desmembrado y amontonado en el pajar de un vecino hasta que José Rozas lo encontró.

Junto a su primo, José Manuel Tejeiro, emprende la labor de restaurar esta figura del siglo XVIII a su forma original y devolvérsela a la parroquia y a sus vecinos. La tarea fue complicada porque muchas de las piezas se encontraron en tan mal estado que tuvieron que hacerse «prácticamente de cero», apunta Teijeiro, que fue el encargado de la restauración manual y el pintado de la obra. A ello se le sumó el desplante de las administaciones «han pasado olímpicamente solo por pedirles información» protestan estos primos, que defienden que en ningún momento se embarcaron en este periplo por dinero.

José padece esclerosis múltiple y asegura que asumir este proyecto fue muy importante para él. «Falar de cancro é falar de morte, pero falar de esclerosis é falar de invalidez. É moi importante ter a cabeza ocupada en diferentes proxectos», asegura tan solo unos años después de haber participado en el Mongol Rally, una aventura que pretendía cubrir la distancia de Lugo a Mongolia a bordo de una ambulancia para hacer llegar ayuda humanitaria.

Trabajando en el retablo de San Xoán do Alto llegó un momento en que su enfermedad no le permitía acometer los trabajos manuales y le pidió ayuda a su primo Teijeiro, un artista barcelonés autodidacta y apasionado por Galicia, la tierra de sus antepasados. José Manuel no duda en afrontar el reto que le propone José y se encarga de la parte más plástica de la obra.

Para él suponía una oportunidad única para acometer una obra de este tipo. «La Iglesia suele contratar a gente de Bellas Artes para restaurar su patrimonio o a su gente de confianza» señala Teijeiro. Y aunque la oferta le cayó del cielo gracias a su familiar, asegura que lo que más le sorprende es que «desde 1975 supuestamente todo el patrimonio está documentado, ¿cómo puede ser que venga alguien y se lleve un retablo del barroco?». Lo dice con cierta indignación ante lo que califica como «desatención» tanto de la Iglesia como de las administraciones.

«O que demostra que hai que apoiar máis ás persoas con iniciativa, máis a aqueles que teñen problemas, e esquecerse de tanta burocracia». Defiende José Rozas, que a pesar de las dificultades asegura que trabajó con mucha ilusión hasta la recuperación completa de la pieza y con el orgullo de que ahora sus vecinos puedan disfrutar de esta parte de San Juan del Alto que podría haberse perdido para siempre.

A pesar de las condiciones en las que encontraron el retablo, prácticamente la totalidad de las piezas aparecieron en aquel pajar y Rozas y Teijeiro pudieron llevar a cabo un plan de actuación minucioso que pasase por respetar al máximo las partes originales de la obra. Una vez recopiladas, limpias y desinsectadas, se trató de recuperar los volúmenes perdidos, echados a perder por la humedad y otras agresiones externas. A todo ello se le añadió un estudio sobre la policromía de la obra, fundamental antes de proceder al pintado y básico para que el retablo luzca ahora lo más parecido a lo que fue el original.

Una vez restauradas y reconstruidas las diferentes partes del retablo: el ático, primer y segundo piso y el banco o pedrela -que se perdió por completo-; la misión requería devolver la pieza a su lugar de origen, a la derecha del altar, ensamblar el conjunto y prepararlo para su sujeción a la pared a través del atornillado. A partir de este fin de semana, los que quieran disfrutar de esta obra del barroco solo tendrán que acercarse a San Xoán do Alto.

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