El interminable responso del 5% en el funeral del PXOM

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

LUGO

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20 abr 2014 . Actualizado a las 06:50 h.

En Lugo, el planeamiento urbanístico es una criatura municipal que siempre nace muerta. El de ahora, el PXOM, que viene de casi veinte años atrás, también nació muerto; es más, es un muerto alumbrado en dos partes. Al planeamiento urbanístico en Lugo, a este de ahora como a los anteriores, lo matan en plena gestación los virus de los múltiples intereses económicos que en él se ventilan; la estulticia política también está detrás del fracaso, como lo está el desinterés ciudadano, salvo muy honrosas excepciones, por el diseño de su entorno. El PXOM de Lugo nació muerto mientras la sociedad asistía al funeral del bum inmobiliario. Más mal que bien, el 95% del planeamiento de Lugo recibió el hisopazo de la Xunta; al 5% restante nadie quiere enterrarlo en el DOG. Por eso socialistas y populares se acusan ahora mutuamente de bloquear su tramitación. El PXOM de Lugo es un muerto municipal insepulto.

Allá por 1997, el entonces concejal de Urbanismo, Ramón Arias Roca, puso el pie en la vereda que debía conducir a la revisión del entonces llamado Plan General de Ordenación Urbana. El que estaba en vigor venía de 1990 y, a su vez, había tomado el relevo del aprobado en 1969. Arias, lugarteniente municipal de Joaquín García, se puso manos a la obra y cuando llegaron las elecciones municipales de 1999 el trabajo estaba muy adelantado. El azar convirtió a Arias en candidato a la alcaldía y la falta de votos y el pacto PSOE-BNG lo redujeron a jefe de la oposición. A los socialistas y los nacionalistas el avance del planeamiento perfilado por Arias no les gustó y decidieron empezar de nuevo. Y pasaron los años. Y más años. Pasaron varios concejales de Urbanismo y otras muchas incidencias y la Xunta aprobó el 95%, más o menos, del nuevo planeamiento, ahora Plan Xeral de Ordenación Municipal. Pero el 5% restante sigue ahí, en la vía muerta en la que se empeñan en mantenerla el PSOE (gobierno municipal) y el PP (Xunta). El nuevo planeamiento está incompleto, muerto a trocitos; está tan muerto que la autoridad municipal se ve obligada cada cierto tiempo a aprobar criterios de interpretación de tal o cual perfil normativo.

Tierno, el alcalde que reconcilió a los madrileños con Madrid, dirigió el urbanismo siguiendo criterios guiados por un principio tan sencillo como fundamental: «Todos tenemos nuestra casa, que es el hogar privado; y la ciudad, que es el hogar público». Y así volvieron los patos al Manzanares, que dejó de ser una inmensa cloaca. Orozco, alcalde que viene de Tierno, comparte con el viejo profesor su querido principio urbanístico. Pero, a diferencia de él, en el urbanismo como en casi todo lo demás, no supo rodearse de buenos equipos. Y así el PXOM se le fue muriendo desde el momento de la gestación; se le fue cayendo, mandato a mandato, el urbanismo como torre gemela golpeada por los intereses particulares y la incompetencia. Ahora, el edil del ramo, Luis Álvarez, hace lo que puede, con el casco calado, mientras a su alrededor se cosifica el 5% del PXOM, estalla Galeón y O Garañón va camino de la venerabilidad arqueológica.

El planeamiento está hoy donde estaba hace un año (5% del PXOM sin aprobar). Ahora que Orozco y el popular Jaime Castiñeira se van a sentar a negociar las inversiones, bien pueden aprovechar la ocasión para buscar cómo meter en el Diario Oficial de Galicia la totalidad del plan general. Claro que con Pokémon y Galeón dando coletazos, en la Xunta se cuidarán mucho de ver a qué le dan el visto bueno en el planeamiento de Lugo. De momento parece razonable que mantenga la exigencia de que aparezca reflejado en la documentación gráfica todo el cauce del Rato; es río pequeño y huidizo, pero río a fin de cuentas y aunque sea muy ocasionalmente también se desborda e inunda su entorno. Un PXOM que no incluye tramos de un río que existe es un PXOM que nace muerto. Aunque las causas de la muerte sean múltiples y variadas, como siempre en el planeamiento lucense.

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