La familia de Álvaro Gil cree que la valiosa colección no tiene seguro

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO

museo

«En ningún momento conseguimos ver la póliza» aseguran los propietarios de los objetos

12 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La valiosa colección cedida por el mecenas lucense Álvaro Gil al Museo Provincial de Lugo carece de un seguro que garantice poder cobrar una indemnización en función de la relevancia de las piezas en caso de que se produjese una sustracción. Así lo consideran los familiares de quien entregó los objetos que, desde hace más de catorce años, le reclaman a la Diputación una póliza especial. Entre los objetos de un valor desconocido figura el torques de Burela, hecho en oro y con un peso superior al kilo y medio.

Los herederos de Álvaro Gil, tienen en su poder una sentencia del Supremo que les autoriza a llevarse la colección por ser de su propiedad. Eso podría pasar en menos de un mes porque ya han pedido la ejecución del fallo judicial que es irrecurrible. Solo la Diputación Provincial, si negocia con los familiares puede evitar que la ciudad se quede sin un patrimonio de gran valor. Su posible destino: el museo de Pontevedra.

«Después de 14 años, ya va siendo hora de que la Diputación nos presente la documentación que acredite que la colección está asegurada. De momento no lo han hecho, pese a que lo pedimos en numerosas ocasiones. Nadie nos dijo que hubiera un seguro y nosotros, desde luego, no hemos visto absolutamente ningún papel», apuntó ayer el portavoz de la familia Carlos López Gil.

Los propietarios de la colección no descartan que la Diputación, como responsable del Museo Provincial de Lugo, tenga un seguro global con respecto al contenido de la instalación de la Praza da Soidade. «Si, ¿Pero, con ese tipo de seguro, desaparece el torques de Burela y cuál va a ser la indemnización que tiene asignada. Creo que puede ser una cantidad tan baja que eso y nada, todo es lo mismo», expresó el portavoz de los propietarios de la piezas. Precisamente evitar esa situación es una de las cuestiones que tratan de resolver con el organismo provincial que, dicen, no les atendió durante catorce años y trató judicialmente de arrebatarles las piezas que les corresponden porque, en ningún momento fueron compradas por parte de la institución.

«Un seguro global para todo el museo. Vale. ¿Pero eso que es? ¿Sabe distinguir pieza a pieza en base a su valor? En caso de robo, las aseguradoras se lavarán las manos y pondrán todo tipo de obstáculos alegando que no estaba declarada la relevancia de cada colección», apuntó el portavoz familiar.

Carlos López Gil fue mucho más ilustrativo para avalar su tesis. «Mire, ese seguro global es exactamente igual al que podemos tener en nuestros hogares. Pues bien, supongamos que entran los ladrones y nos llevan un valioso Rolex de oro. ¡No nos dan nada! La aseguradora evitará cualquier tipo de indemnización porque no está declarado, ni tasado», apuntó el nieto del donador de las piezas.

Las piezas de oro se encuentran en una cámara acorazada que tiene videovigilancia. Este recinto, según la familia, no es más que una puerta de rejas con dos cerraduras. «Esa cámara acorazada la pagó mi abuelo que quiso que hubiera medidas de seguridad. Se pusieron las de aquellos tiempos. Hoy en día hay otros medios», explicó Carlos López Gil.

La familia se muestra muy crítica con la gestión del museo a lo largo de los últimos años. «Está en manos muy poco profesionales. Es incomparable, por ejemplo con el de Pontevedra donde se aprecia una especial sensibilidad y donde llevan a cabo un trabajo superior al de Lugo», expuso López Gil.