Abre el primer hórreo-tienda para peregrinos en O Cebreiro

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

LUGO

PRADERO

Una joven de 23 años montó un negocio amparado en la construcción tradicional

30 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Yolanda Villasol Olmo, con 23 años, encara su primer puesto de trabajo, en este caso como autónoma, al frente de una tienda de comestibles y de artesanía en el hórreo de O Cebreiro. Le alquiló el singular local, que llenó de estanterías que no desentonan con el entorno, a su propietario. Entre las existencias del supermercado no faltará el típico queso de O Cebreiro ni otros productos de la zona. También está muy presente la artesanía, con los trabajos de Lola Tourón, de Cestería Viva, de Carqueixeda, en Samos, que montó allí una exposición. Los cestos ya están colocados estratégicamente en el hórreo.

La joven empresaria aprovechó que se jubilaron los propietarios de la única tienda de alimentación que funcionaba en el conjunto histórico desde hacía muchos años. Se decidió a cubrir este hueco. Compartirá la clientela con la de un bar del centro del poblado, que también dispone de establecimiento de alimentación.

Villasol Olmo inicia esta etapa de su negocio, que abrió al público la semana pasada, con gran ilusión y con ideas nuevas. Quiere darle un aire diferente, aprovechando que funciona en un local con unas características especiales. En un futuro no descarta incorporar degustaciones de productos.

En los inicios la joven emprendedora tiene previsto testar qué productos tienen salida y cuáles no. Su clientela diaria son los peregrinos y los turistas y visitantes. Para los primeros ha optado por productos monodosis, de consumo habitual entre quienes hacen el Camino, para evitar que tengan que cargar en las mochilas con aquello que no agoten.

Productos «gourmet»

En la tienda-hórreo también hay a la venta pan del día y empanadas, además de todo tipo de fiambres, refrescos fríos, fruta y helados, y artículos de aseo.

Con el tiempo Yolanda Villasol tiene previsto cubrir la demanda de personas que van en busca de productos gourmet, de los que abundan en la zona, además del queso. Estos están dirigidos a otro segmento de clientela, como son los visitantes y los turistas que acuden al conjunto histórico a disfrutar del paisaje, de la buena mesa y a llevarse algún recuerdo gastronómico.