Los recortes impiden afrontar más excavaciones en Viladonga

xosé maría palacios texto VILALBA / LA VOZ

LUGO

OSCAR CELA

El recinto recibe este año nuevos cuidados para su consolidación

05 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Los recortes y la crisis incluso parecen capaces de retroceder en el tiempo y de llegar hasta el período castreño. El castro de Viladonga, ejemplo de confluencia de la romanización en Galicia con las formas de vida del noroeste peninsular hace casi 2.000 años, lleva sin excavaciones desde el 2008. En el recinto, en estos momentos, se están realizando trabajos de limpieza y de consolidación que van acompañados de un control arqueológico; sin embargo, las campañas orientadas a excavar este recinto situado en el sureste de la Terra Chá se encuentran estancadas desde la pasada década.

Los ajustes de gastos impuestos en tantos ámbitos de las administraciones públicas obligan a priorizar actuaciones, de modo que se ha decidido consolidar en lugar de excavar. Así explicaba la situación esta semana el director del Museo de Viladonga, Felipe Arias, que de todos modos subrayaba que de esta forma se luchaba contra problemas concretos e inmediatos. «O outro [en alusión a las zonas sin excavar] está enterrado e de momento non corre perigo», dijo.

Lo que está en marcha desde hace varias semanas es una campaña de consolidación que se lleva a cabo en siete construcciones de la croa del castro. El sistema de trabajo es el mismo que el del 2012, y la empresa encargada de los trabajos, BIC, también repite actuación, ya que se le adjudicaron para dos años.

En el proceso, detallado por el responsable del Museo que guarda piezas encontradas en el castro y explica su historia, se comienza por desmontar las estructuras más frágiles; a continuación se les aplica un mortero especial, y por último se les coloca por encima pizarra y hierba para tapar.

Los trabajos del año pasado permitieron encontrar construcciones anteriores al castro que hoy se conserva, destacado ejemplo del período castreño que en la Galicia actual convivió con la romanización. Arias advierte de que ese hallazgo llegó de manera casual, por lo que se muestra prudente sobre los descubrimientos que las tareas de este año puedan ofrecer en ese sentido: «Xa o iremos vendo», manifestó.

«Grandeza e miseria»

Los trabajos que se realizan desde hace semanas afectan a unas zonas sobre las que no existe constancia documental de niveles anteriores. Sin embargo, Arias sostiene que «a grandeza e a miseria» de la arqueología están precisamente en la posibilidad de encontrarse con sorpresas como la del 2012. El presupuesto de los trabajos para estos dos años, financiados por la Xunta, es de 208.000 euros, repartidos al 50% entre ambos ejercicios.