Lugo vivió las primeras bodas de plata por lo civil

L. Albor LUGO / LA VOZ

LUGO

X. González

Una pareja celebró sus 25 años de casados en el Concello lucense

20 may 2012 . Actualizado a las 07:05 h.

«Tenéis el honor de ser los primeros en hacerlo, enhorabuena», esas fueron las palabras que el jefe de protocolo del Concello de Lugo dijo a la novia nada más rellenar el impreso para celebrar su boda por lo civil el pasado 28 de abril. Quizá el encuentro tenía poco de peculiar por la costumbre cada vez más implantada en la ciudad de celebrar enlaces en la casa consistorial, pero en el caso de Luis López y Maribel Vázquez, una vez más, actuaban de precursores. Eran los primeros que celebraban sus bodas de plata por lo civil en Lugo.

La historia de este matrimonio comenzaba, como es evidente, hace 25 años, en los juzgados de Bilbao. Ya por aquella época, recuerda Luis, oriundo de Lugo, encuentros como aquel eran algo atípico. Corría el año 87 y, aunque la democracia estaba más que instaurada, en muchas familias se veía con cierto recelo celebrar una boda fuera del ámbito religioso. Tan era así que incluso la sala en la que se casaron, afirma Luis, no parecía estar preparada para cuestiones de esa índole. «Casi no había ni adornos y aquello más que una boda parecía la firma de unos papeles para darte de alta en la Seguridad Social», indica. Así que decidieron que celebrarían sus bodas de plata como no pudieron hacerlo hace 25 años.

Nervios de principiante

La veteranía tras un cuarto de siglo de vida juntos apenas se hizo notar en los días previos a la celebración. Maribel, que se preocupó de organizar buena parte de los preparativos, acudió al Concello nerviosa para proponerle al jefe de protocolo algo que ella no sabía si se podía hacer en una institución pública, celebrar unas bodas de plata por lo civil. Y la respuesta fue positiva. «Medio sorprendido me dijo el hombre que me atendió que claro que se podía, pero seríamos los primeros», afirma. Una circunstancia que duplicó los nervios de la mujer y los hizo presentes día tras día hasta la ceremonia.

Dispuestos ya todos los asuntos previos a este tipo de convites, Luis y Maribel pasaron la semana anterior a la boda con un asunto que les intrigó más de lo previsto. Aunque todo estaba controlado, sus hijos habían organizado una sorpresa de la que desconocían cualquier detalle. Solo sabían que a las siete de la tarde del sábado 28, una hora antes de la ceremonia, tenían que salir de casa.

Doce metros de coche

Llegó el sábado y se desveló el secreto. Una hora después de que cayese en Lugo una granizada como no se había visto en todo el invierno y una hora antes de acudir al Concello, los novios bajaron al portal de su casa y allí estaba el regalo, doce metros de coche que los más finos definen como limusina, los más bruscos como «tanque» y la mayoría de mortales no define, sino que espera a que pase mientras lo mira atentamente y luego dice: «Qué cochazo». «¡Menuda vergüenza! Desde dentro veíamos cómo todo el mundo nos miraba. Por suerte los cristales estaban tintados y nadie nos veía a nosotros, sino me moriría», recalca Maribel. Este coche reformado para dar cabida a 12 personas les llevó hasta la casa consistorial para disfrutar de una boda que, como destacaron miembros de la institución, fue histórica por tratarse de la primera que se realiza en el Concello en una ciudad, hasta hace unos años, poco acostumbrada a nupcias civiles.