Compartiendo las vacas, las decisiones y las vacaciones

Xosé María Palacios Muruais
xosé maría palacios VILALBA / LA VOZ

LUGO

PALACIOS

Cuatro ganaderos han agrupado sus animales y su maquinaria

13 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Según la conocida expresión, la unión hace la fuerza. Según otra versión -por ejemplo, la de cuatro ganaderos residentes en Castro de Rei y en A Pastoriza-, la unión puede implicar algo de mayor fuerza, pero sobre todo equivale a compartir capital, toma de decisiones y hasta tiempo libre, cuestión que tradicionalmente ha estado ausente de la vida cotidiana de quienes desempeñaban faenas agrarias.

La puesta en marcha de la SAT A Vereda, emplazada en la parroquia de Pacios (Castro de Rei), es un proceso que empezó hace años. La tramitación resultó más lenta de lo que habrían deseado sus impulsores; pero las instalaciones, construidas al lado de la carretera que va de Muimenta a A Pastoriza, ya están en funcionamiento y acogen buena parte de la cabaña ganadera y otras instalaciones.

Un recorrido por las instalaciones permite comprobar cómo el reparto de funciones está hoy tan distribuido en una explotación agraria como en cualquier otra actividad. La SAT nació por la decisión de agruparse tomada por cuatro ganaderos -Manuel Sandamil, José Antonio Iglesia, Jesús Villamel y Manuel Iglesia- que ahora se reparten el trabajo.

A los cuatro promotores se les han unido dos personas más, una que trabaja a jornada completa y otra que lo hace a media jornada. Solo la nave de estabulación, que alberga a las vacas en ordeño, tiene una superficie de 3.400 metros cuadrados, mientras que otras dependencias adyacentes, que incluyen la sala de ordeño o la zona de enfermería, ocupan unos 1.000 metros cuadrados.

La cabaña ganadera es la suma de la que tenían los granjeros antes de unirse. Sin embargo, no se descarta comprar alguna más -«probablemente alguna, pero moi poucas», matiza Sandamil- hasta alcanzar las 200 reses en ordeño.

También el parque de maquinaria es en gran medida la suma de las partes que ahora forman un todo. La explotación dispone de cinco tractores, de los que dos están siempre dedicados a trabajos internos. Las únicas adquisiciones han sido un carro mezclador y un arado.

Las decisiones también se comparten, pero además se respetan en función de los criterios de la mayoría. «Se a xente di que si, tes que aceptalo», subraya José Antonio Iglesia, uno de los socios. Por lo que explica su compañero Sandamil, parte de las decisiones están basadas en el reparto de tareas que los socios han efectuado.

Dos grandes áreas

Así, la SAT viene a ser como un organismo con dos grandes áreas de trabajo. Una de ellas se centra en ordeño y en temas veterinarios, y la otra, en el manejo de la maquinaria, en los cultivos y en la alimentación.

Pero la unión de esfuerzos y de responsabilidades también ha traído como consecuencia la aparición de algún día libre. Los socios disponen ahora de una jornada de descanso por semana, aunque entre sus planes está la consecución de algún día más. Para ello, de todos modos, habrá que esperar algunas semanas, en las que se recogerá una cosecha de hierba, que se ensilará como alimento almacenado para el ganado, y se preparará la de maíz.

En cualquier caso, a los promotores de la sociedad ya se les han planteado situaciones en las que una circunstancia alteraba su vida cotidiana sin que el trabajo se resintiese: por ejemplo, la mujer de Manuel Sandamil dio a luz, y la de José Antonio Iglesia tuvo que realizar un viaje en días pasados.

A ninguno de ellos se les escapa que las circunstancias actuales presentan sus dificultades, aunque en solitario tampoco desaparecerían: «Traballar, tes que traballar en todas partes», manifiesta José Antonio Iglesia.