«¡Se souberamos o que lle pasou!»

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO

OSCAR CELA

Al menos siete personas están desaparecidas en la provincia sin ningún tipo de pista

06 may 2012 . Actualizado a las 07:04 h.

Desaparecieron sin dejar apenas rastro. Actualmente en la provincia hay, al menos, siete personas que se encuentran desaparecidas. Algunas faltan desde 2005 y todavía sus allegados las buscan. En Guntín llevan varios días buscando a un anciano. Los resultados de las pesquisas, no son nada alentadores. La localización de quienes faltan, en muchos casos, ya parece cosa de la casualidad o del destino. Mientras tanto, para sus allegados la vida se ha convertido en un quién sabe dónde permanente.

Las fuerzas de seguridad participan en los primeros momentos, pero no disponen de los medios suficientes para estar buscando permanentemente. La implantación de localizadores GPS en personas que tienen problemas y corren el riesgo de perderse parece todavía algo lejano en el medio rural. Los expertos en cuestiones de localización aseguran que es fundamental actuar con prontitud sin que llegue la noche. Es vital alertar en los primeros momentos de la desaparición. La noche puede tener consecuencias fatales para un anciano.

Puede que alguna de las desapariciones no sea motivada por simples extravíos como podría parecer. Hay casos de personas que ponen fin a su vida utilizando diversos medios, según aseguran expertos en búsquedas.

Guntín

Ángel Prado Díaz. La desaparición de este hombre de 83 años, en la aldea de Tosende, en Guntín, es la última de la que hay constancia. Falta desde hace hoy trece días. Su búsqueda fue, por momentos, espectacular. Prácticamente todos los vecinos de la zona se sumaron a las labores de localización que se centraron en las aguas del río Miño que discurre a un kilómetro, aproximadamente, de la casa de O Cesteiro, que es donde vivía el octogenario con su hijo. Ángel casi nunca se separaba de su perro Guti, pero esa jornada prefirió marchar solo. Al día siguiente, el perro descendió a las orillas del río, se sentó durante algún tiempo ante las aguas y emitió unos gruñidos que hicieron pensar que el hombre que buscan puede estar en las aguas. Por ahora no hay rastro.

castro de rei

José Torres Lodeiro. Hace ya más de un año que la angustia no abandona la familia de José Torres Lodeiro, un vecino de Orizón (Castro de Rei) que desapareció el 7 de enero de 2011. Aún actualmente sus allegados lo buscan por caminos, montes y carballeiras. No poder recuperar su cuerpo es una impotencia terrible. Lo aseguró hace unos días Inés Torres, su hija. En estos 16 meses no ha dejado de pensar en lo que le pudo haber pasado a su progenitor. Incluso la cabeza, en ocasiones, le lleva a creer que pudo haber sido alcanzado por algún vehículo cuyos ocupantes pudieron haber hecho desaparecer el cuerpo para no meterse en problemas. La situación es un sin vivir para la familia de este hombre que tenía 89 años y que llevaba una vida bastante independiente para esa edad. De hecho, vivía en una casa próxima a la de su hija. Tenía por costumbre caminar con frecuencia hasta la casa de una hermana, sita en la misma parroquia.

Navia de suarna

Engracia Álvarez Fernández. Uno de los dos desaparecidos en el municipio de Navia de Suarna, es esta mujer que falta de su casa de Lencias desde el 2 de agosto del año 2006. Tenía 86 años. La desaparición se produjo en el monte próximo a su vivienda donde fue buscada de forma exhaustiva.

José Antonio, el hermano de la desaparecida, vivía con ella. Contó como el día en que desapareció le había puesto en el plato unas chuletas para el almuerzo, sin embargo cuando la fue a buscar para que viniera a comer, ya no estaba. La mujer presentaba problemas de demencia desde hacía más de una veintena de años. El hermano contó que Engracia «collera o vicio de saír a camiñar» y lo hacía incluso por las aldeas cercanas.

Manuel Díaz Pérez. En la lista de desaparecidos no solo hay personas de edad avanzada. En Navia de Suarna también falta Manuel Díaz Pérez, de 55 años. Desapareció de Tabillón el 25 de octubre de 2010. Ese lunes había quedado con un amigo de Cernada para ir a la oficina del paro en Becerreá a arreglar papeles para poder cobrar el desempleo. Su vecino pasó a recogerlo en el coche, pero no lo encontró.

Algunos vecinos dijeron que lo habían visto el sábado por la tarde. En este caso fue encontrado su bastón en un camino. El teléfono móvil de Manuel estuvo operativo durante trece días. Recibió las llamadas. Nadie contestó. Pasado ese tiempo ya dejó de recibir los avisos. Ni tan siquiera pudo ser encontrado.

Buzos de la Guardia Civil buscaron al hombre en el embalse de Salime. Nada de nada. «¡Canto quixera que me dixeran foi aló e poder atopalo! Iría a calquera sitio. ¡Se souberas o que lle pasou! Morreu, entérralo e, polo menos, sabes que está no panteón», dijo la hermana de Manuel.

quiroga

Anabel O. G. En la zona sur de la provincia hay constancia de la desaparición de esta mujer de algo más de 30 años, que había llegado al barrio de O Nocedo, en Quiroga, procedente de Barcelona, donde había nacido. La desaparición se produjo a finales del mes de noviembre de 2010.

Fue buscada incluso por buceadores de la Guardia Civil y personal de los grupos municipales de intervención rápida en las aguas del río Sil. Todo apunta a que esta mujer está en el cauce del río porque, supuestamente, anunció por teléfono que iba a tirarse desde del puente de la N-120, en Rairos. Su pareja, que recibió la llamada, se presentó rápidamente en el lugar, pero ya no la vio. Poco después de cruzar el puente, recibió otra segunda llamada. Quien la efectuaba, recordaba nuevamente que se iba a tirar. Al parecer, el hombre dio la vuelta con el coche y pudo ver como se arrojaba desde el borde del viaducto, que tiene unos 25 metros de altura. Avisó a los servicios de emergencia. Al llegar a la orilla, algunos agentes creyeron oír voces de auxilio aunque no consiguieron ver a nadie, toda vez que era de noche. Con la ayuda de la luz de los camiones de bomberos fue buscada en una embarcación, pero no llegó a aparecer.

A Pontenova

Jesús Miranda Sequeiro. Este hombre, que vivía en Saldoira (A Pontenova) faltó en el año 2005. Durante buena parte de su vida se dedicó a limpiar montes por lo que la zona la conocía perfectamente. Fue visto por última vez a principios de abril de 2005. Medía 1,75, era delegado y tenía el pelo corto, rizado y canoso. Su familiares dieron cuenta de su desaparición cuando vieron que no estaba en casa y que, al parecer, ya faltaba desde hacía algunos días. No consiguieron obtener pistas, ni tan siquiera de las características de las ropas que vestía.

A mediados de noviembre de 2011, un palista que limpiaba un monte situado en la zona de trincheras de la antigua mina de Vilaudriz encontró un cráneo humano. Posteriormente, a unos 30 metros de distancia, apareció el esqueleto. En un principio se pensó que estos restos podrían pertenecer a Jesús Miranda, sin embargo vecinos de Saldoira, que fueron consultados ayer sobre este particular, dijeron no tener constancia de que eso fuera así. Los restos del cadáver fueron sometidos a las pruebas de ADN.

Luis Juan Fernández Trigo. En A Pontenova también falta desde el 23 de mayo de 2005, este hombre vecino de la parroquia de San Estevo. Cuando fue echado de menos estaba aquejado de gripe y tenía algo de fiebre. Sus padres notaron su falta por la noche y comenzaron a buscarlo con la ayuda de los vecinos de lugar. Por momentos, llegaron a participar más de un centenar de personas. En el rastreo también intervinieron perros especializados. Tampoco en este caso hubo resultados positivos.

A esta lista de desaparecidos habría que añadir algunas personas más, al menos dos. De ellas no fue posible conseguir referencias. En su momento, el alcalde de A Pontenova aseguró que en San Estevo había desaparecido, al menos hace quince años, otra persona de la que nunca se llegó a tener noticia alguna.

En la zona de Navia de Suarna, donde hay dos desaparecidos, también aseguran tener constancia de que en el extenso municipio vecino de A Fonsagrada falta otra persona.

La Guardia Civil no dispone de una base de datos de desaparecidos. Para saber la situación de una persona es necesario introducir el DNI. El Código Civil establece que una persona se declara fallecida cuando pasan 10 años desde su ausencia.

Crónica ¿qUIÉN SABE DÓNDE?

Este informe fue elaborado con las aportaciones de Inmaculada Eiroá, Fernanda Follana, Salvador Serantes, Carlos Cortés y Xosé M. Palacios. Fotos: Ó. Cela, Alberto López y Carlos Florentino.