Trabajo y estudios para aprender el arte de la hostelería

Xosé María Palacios Muruais
xosé maría palacios VILALBA / LA VOZ

LUGO

Los Grandío, hosteleros de Vilalba

08 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Si todos los caminos conducen a Roma, el que lleva al dominio de un sector como el de la hostelería, que requiere tanto conocimientos teóricos como abundantes dosis de mano izquierda para tratar con los clientes, puede seguir itinerarios diferentes antes de llegar a la meta deseada.

Pensemos, por ejemplo, en José Grandío Fernández, cuya vida puede definirse, al menos en parte, como un trayecto con origen y llegada en Vilalba pero con un importante paso por Suiza en el medio. A ese país llegó con 23 años, y allí realizó un aprendizaje del que pronto obtuvo frutos. Pasó cuatro meses en la cocina de un restaurante de Ginebra, y enseguida empezó a escalar: número dos en las responsabilidades de otro local; luego, encargado de ese mismo negocio; después, gerente de una cafetería; a continuación, gerente de un restaurante...

«Aprendín de todo», comenta Grandío. En ese todo se incluye también su capacidad para entender conversaciones en inglés y en alemán y para utilizar el francés. «Non había sitio para coller máis experiencia, porque -cuenta- pasei por todo».

¿Fue difícil aprender? Grandío, que a fin de cuentas es gallego, no dice que sí ni que no, pero tampoco dice lo contrario: «Todo require sacrificio», explica. Sus últimos 20 años giran alrededor de Vilalba, en donde el Hostal Terra Chá se ha convertido en una marca ampliamente conocida.

También, aunque con los cambios que impone el paso del tiempo, se sacrifican sus dos hijos, Cristian y José. Su esfuerzo no tiene como escenario un país extranjero sino el entorno de la capital gallega: ambos cursan tercero de Gestión y Direccción de Empresas Hosteleras en el Centro Superior de Hostelería de Galicia (CSHC), adscrito a la Universidade de Santiago (USC); están cerca de acabar su formación académica, y admiten que el ejemplo familiar ha sido más que importante para escoger sus estudios.

«Toda a vida nisto... Lévate a isto», comenta Cristian, que pensó en estudiar Ciencias Empresariais pero que decidió seguir por el mundo de la hostelería. Menos dudas parece haber tenido su hermano José.

Clientes como «da familia»

Banquetes o reuniones sociales de todo tipo, clientes que eligen una comida tradicional o que toman en el Terra Chá un café y hacen tertulia porque son, como reconoce el hijo mayor, «como da familia»... Son algunos rasgos de un negocio que también, en cierto modo, es lugar de aprendizaje. Los jóvenes van dejando su marca en el local, del que además reciben aportaciones. Proceder del sector equivale, según Cristian, a tener un plus «moi grande» para superar el esfuerzo de los estudios; su hermano recalca que no todos los que empiezan la carrera llegan al final.