La cadena victoriosa, que ayer se extendió hasta el octavo eslabón, parece haber introducido al Breogán en una atmósfera de enorme autoestima. Matrimonio con el éxito y mar de templanza. Contra el Girona, los celestes no estuvieron finos. Ni siquiera constantes. Por ello, costó gran sacrificio sacar la faena adelante a base de maestría en la gestión de una ventaja que se estancó entre los cinco y los diez puntos, aderezada con gotas de talento puntuales. Los catalanes jamás arrojaron la toalla y se convirtieron en una roca en defensa para entorpecer las maniobras de los locales. No obstante, fueron incapaces de frenar a un bólido que fue incapaz de rodar con fluidez.
Si hubiese que calificar el choque de ayer con algún adjetivo, ese tal vez debería ser el de «raro». Arreones por doquier, intercambios de golpes y dos púgiles incansables sobre el parqué del Pazo se convirtieron en el foco de atención de una afición entregada al éxtasis triunfal del Breogán. Todo ello después de que Vallmajó se llevase la ovación de la noche durante la presentación. El hacha de guerra de pretéritas pitadas quedó enterrada para siempre.
Después de los aplausos, fue el turno para que los locales se abriesen paso a golpe de machete en una selva baloncestística planteada desde la dureza por el Girona. Los celestes anotaron con fluidez en los compases iniciales -nada serio- antes de que la contienda se volviese farragosa.
Poco a poco, la defensa del Girona fue llegando al choque. Los lucenses fueron obligados a librar una extenuante batalla para encontrar posiciones de lanzamiento. Y, por suerte, tomaron el mando del choque durante la mayor parte del mismo.
Pegada interior
El Breogán percutió desde dentro en el acto inaugural. Papa Dia cedió el testigo de la anotación a un Brooks Sales que se movió con desparpajo en el campo de ataque. Y Freimanis y Sergi Pino respondieron.
El motor de los de Pepe Rodríguez rugió en varias ocasiones durante la velada. Pero romper el choque fue imposible. Los catalanes elevaron el mordiente atrás para mantener la fe en una machada que finalmente no se produjo. Las trampas y los contactos al límite de la legalidad fueron las tablas de salvación del cuadro de Zan Tabak.
Y cuando todo pareció quedar encarrilado en el tercer parcial, momento en el que el Breogán encontró su mayor fluidez encestadora desde los albores del compromiso, el Sant Josep elevó un grado adicional la solidez. Pino taladró el aro lucense desde todas las posiciones y Freimanis desplegó un potro de tortura desde fuera hacia adentro.
Pesadilla renovada que finalmente solventaron los espasmos de calidad de la escuadra de Pepe Rodríguez. No obstante, el epílogo del extraño choque de ayer no podía ser menos que desconcertante. Con 17 segundos por jugarse (69-64), Edu Sánchez falló dos tiros libres. El Girona exprimió la última posesión, con calma sorpresiva, hasta que Vallmajó lanzó un triple forzado que acabó en manos de Feldeine. La octava victoria consecutiva se quedaba en casa tras capear a un rival limitado, pero incómodo hasta el infinito.
Parciales: 18-16 / 18-17 / 20-13 / 13-18
Árbitros: Martínez Prada y Alonso Morán. Sin eliminados.
Incidencias: Partido disputado en el Pazo Universitario ante unos 2.700 espectadores.
PTS 2P 3P TL RT AS MJ V
Feldeine 15 2-7 3-7 2-2 5 2 32 14
Martín 0 - - - - - 1 0
Ogirri 10 0-3 3-5 1-2 5 3 29 12
Yánez 0 - - - - - 3 0
Manu 4 0-2 - 4-6 5 4 20 10
Navajas 8 0-2 2-3 2-4 5 1 14 10
Cobos 2 1-2 0-1 - 5 4 31 13
Sales 17 7-12 0-1 3-3 7 1 24 17
Sánchez 2 - 0-1 2-4 2 - 15 6
Bortolussi 0 0-1 0-1 - - 1 9 -3
Papa Dia 11 5-8 - 1-2 6 2 22 11
Equipo 69 15-37 8-19 15-23 40 18 90
PTS 2P 3P TL RT AS MJ V
Gatell 0 - - - 3 3 14 3
Jiménez 0 0-2 - - 1 1 12 0
Ordín 6 3-4 0-3 - 3 2 29 6
Middleton 11 5-12 - 1-1 6 1 34 12
Vila 0 0-2 - - - - 18 -7
Guirao 5 1-3 1-3 - 1 1 12 0
Freimanis 19 4-11 1-3 8-8 9 2 31 23
Vallmajó 2 1-3 0-2 - 5 3 23 2
Acosta 0 - - - - - 1 0
Pino 21 6-7 3-4 - - 2 25 22
Equipo 64 20-44 5-15 9-9 28 15 61