La Fundación Preescolar na Casa, la Fundación SM y la USC organizaron las jornadas Educando na Infancia e na Adolescencia. Un foro de debate educativo en el que, entre otras conclusiones, coincidieron en reivindicar una escuela, como servicio público y lugar de cultura, «non de adestramento», un espacio abierto, «que participa na comunidade e a impulsa».
En estas jornadas que se celebraron en la facultad de Formación do Profesorado de Lugo, partieron de la base de que la etapa de primaria, entre los 6 y los 12 años, «non é unha etapa de paso», sino el momento en el que se desarrollan funciones básicas como tomar decisiones, planificar, el desarrollo de valores y la empatía. Por ello, consideran que la educación en esta etapa es una labor lenta, en la que deben participar padres, madres, escuelas y comunidad: «Compartindo experiencias compártense aprendizaxes e emocións: gáñase coherencia e aproveitamento, complementariedade».
Educación adaptada a cambios
Otra de las conclusiones es que la educación debe responder al reto de una sociedad en permanente cambio; de hecho, «o 80% dos alumnos que cursan primaria desenvolverán funcións e traballos que hoxe descoñecemos». Por eso hay que formar a personas competentes intelectual y emocionalmente.
Es más, consideran que la educación emocional debería ser parte obligatoria del currículo: «Percibimos, sentimos, pensamos e actuamos á vez (...). A escola debe optar pola harmonización do pensar e do sentir».
También ven esencial mirar la infancia «desde ela mesma» y respetar los derechos de los niños. Además, el papel del adulto es esencial: «Os nenos precisan adultos que crean neles» y que les ayuden a experimentar y descubrir cosas nuevas.