«A arquitectura segue vivindo das rendas de hai 80 anos»

Benigno lázare LUGO / LA VOZ

LUGO

Expresidente del gremio y algo bohemio en su juventud, defiende el uso adecuado de los materiales

21 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La cuestión no está en los materiales sino en el modo en que se usen. Este puede ser el compendio de una de las teorías del arquitecto Wenceslao Posada García. Su figura también puede ser el compendio actualizado a medio camino entre el galán Errol Flynn y Quevedo, o entre un nativo de la raia asturiana y un catalán de modales aburguesados. A lo mejor Orozco estaba pensando en él cuando se refirió al Colexio de Arquitectos como la gauche divine.

Cuando este movimiento llegó a Barcelona, Posada estudiaba allí su carrera. Recorriendo la aún virgen Costa Brava en Vespa, se metió por una pista de piedra y tierra que descendía entre curvas y contracurvas y desembocaba en Cadaqués. Allí se encontró con el auténtico refugio de los burgueses catalanes que, protegidos de turistas y de miradas indiscretas, ejercían en sus vacaciones el liberalismo social que les permitía su liberalismo económico.

La curiosidad lo llevó a Ibiza, que en 1959 tenía una colonia hippie que hoy sería underground, «aínda que eu non cheguei a ser un elemento hippie», puntualiza Wenceslao. En 1965, cuando finalizó la carrera, el joven arquitecto decidió tomarse un período sabático y se marchó al extranjero. Estuvo en Londres aprendiendo inglés y acabó trabajando allí durante un tiempo. Hoy se pregunta cómo hubiese cambiado su vida profesional si se hubiese quedado, pero lo cierto es que aquí tampoco le fue mal. De regreso trabajó en Madrid en una consultora estadounidense y española, pero el cuerpo le pedía regresar al norte. Tras sopesar si quedarse en Oviedo o en Galicia, pesó más el noroeste y desde el 79 vive en Lugo, también a tiro de piedra del Vegadeo en el que vino al mundo.

La bondad de un proyecto

Wenceslao no muestra preferencia por un proyecto concreto, ni siquiera por un tipo de construcción. Considera que la mayoría de los arquitectos de Galicia se ejercitan más con los edificios residenciales por la proliferación de viviendas unifamiliares, pero desde el punto de vista de la profesión cualquier obra puede ser gratificante. Tampoco cree que el destino del proyecto establezca diferencias en la faceta artística del trabajo de un profesional.

Sin embargo, es inevitable que algunos proyectos tengan una mayor trascendencia, aunque solo sea mediática. En su caso, por las circunstancias personales del contratante, hay un edificio que adquirió notoriedad. En 1967, cuando dirigía uno de los grupos empresariales más grandes de la época, Leopoldo Calvo-Sotelo le encargó el proyecto de su casa de Ribadeo. Aún no estaba metido en política pero sus ocupaciones ya eran muchas y el arquitecto disfrutó de la libertad, «ou tomeina eu», y de los medios suficientes para trabajar según su criterio.

Lo grande no es necesariamente más interesante ni disponer de un gran presupuesto es garantía de un proyecto mejor. «É necesario dispoñer dos medios suficientes para desenrolar un proxecto, pero porque os elementos dun baño sexan de prata, posiblemente non se mellora o resultado».

Hace cuatro años advertía del peligro del «monocultivo» de la construcción y ahora se ratifica en lo dicho y, a mayores, considera que desde el punto de vista arquitectónico fue una etapa que tampoco aportó mucho. En cambio, cree que en la arquitectura de calidad hai conceptos de Le Corbusier que sigen vigentes. «Hoxe, a pesar de todos os ?ismos?, a arquitectura segue vivindo das rendas de hai 80 anos».

No aplaude el sembrado de casas de granito color rosa de Porriño que se realizó por toda Galicia, pero hace una matización muy importante. «O granito e os materiais non teñen a culpa; ao mellor tena a forma de como se tratan e como se empregan». Un proyecto trasplantado a Galicia desde La Moraleja puede resultar improcedente, pero en cambio esos mismos materiales pueden ser empleados con formas adecuadas a este entorno.

Posada resume los pilares de la arquitectura en tres: las formas; la funcionalidad, que la justifica, y la economía, porque es fundamental que a una inversión se le saque todo el partido. Ejemplos hay en Galicia de lo contrario.

Wenceslao Posada García

72 años

Arquitecto

La ribera del Miño en la que vive entre carballos que espera que perduren