Una lotera que se estrenó con premio en el despacho de sus padres

Ana F. Cuba AS PONTES / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

Este local pontés vendió diez décimos premiados en su primer sorteo

23 dic 2014 . Actualizado a las 13:09 h.

Poco antes de que saliera la bola del 92845, Esther Carballo, a punto de jubilarse como lotera, le pidió una poinsettia (flor de Pascua) al florista de la tienda anexa. «La planta de Dani nos trajo la suerte», exclamaba esta mujer a mediodía. Su hija, Belinda Bañobre, al frente de la Bombonería, el despacho mixto de loterías de la plaza do Hospital, en As Pontes, desde el mes de abril, había salido a comprar una tela y se enteró en la tienda por un cliente. «Creí que había tocado en la Milla de Oro (la administración pontesa), vine y ya vi la cara de alegría que tenía mi madre».

La víspera, en Facebook, Belinda había compartido con sus amigos que se estrenaba como lotera en el sorteo del Gordo, su perspectiva sobre el juego había cambiado y «ojalá que toque algo». Deseo cumplido. «No estás preparada, porque tú vendes para que toque, pero en el fondo piensas que no va a ocurrir. Mi niña de cuatro años (Andrea) me dijo 'mamá, nos tocó, te voy a ver en la tele'», contaba, «feliz» por haber repartido un pellizco de 1.250.000 euros. Al poco de conocerse la noticia empezaron a recibir felicitaciones de amigos y vecinos: «Yo no lo tengo, pero me alegra mucho que lo hayas vendido tú», «¡Qué alegría más grande!», «¡É unha satisfacción inmensa!». Y la pregunta más repetida: «¿Se sabe a quién le ha tocado?». Ayer se desconocía, aunque no tardaron las especulaciones. Esther sospecha que «fue una persona la que compró los diez décimos, porque al ser por terminal sería mucha casualidad que coincidieran». Pero tal vez los adquirió para repartir. «Debe ser alguien con dinero porque si no, no se gastaba 200 euros», apuntaban otros. Mientras unos hacían cábalas, Francisco Bañobre, Paco, fundador del negocio, ya retirado, decidió salir «a buscar algo co que mollar esta alegría». Con el champán aparecieron los carteles del número premiado y las camisetas de la fortuna, traídos desde la delegación de Loterías de A Coruña, y se desató el momento de mayor euforia, entre abrazos, risas, llamadas de teléfono y mensajes (23 en pocos minutos en el móvil de Belinda). «Alegrámonos todos, polo menos vese o pobo... Houbo unha televisión que me preguntou onde estaba As Pontes», relató, extrañada, Esther. Su marido se felicitó «porque custa moito traballo vender lotería por máquina, a xente quere ver o décimo». Y Dani, el florista, se consoló: «Millonarios en salud, por ahora».