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La Armada invencible: ¿fracaso o un gran hito de la Historia de España?

La Armada invencible

Nos remontamos al año 1588 para rememorar una de las grandes batallas españolas.

18 oct 2019 . Actualizado a las 16:56 h.

Seguro que todo el mundo ha escuchado alguna vez la historia sobre la Armada Invencible y sobre cómo Felipe II, emperador del mundo por aquel entonces, quiso invadir Inglaterra con ella con el objetivo de derrocar a Isabel I, de instaurar de nuevo el catolicismo abandonado por Enrique VIII y de hacer frente a los continuos ataques de los piratas que trabajaban para la Corona británica. Sin embargo, seguramente también habrá oído como los deseos de Felipe II se fueron por la borda (y nunca mejor dicho) y la que se suponía “invencible” acabó siendo una flota que se hundió en alta mar. Un plan que tuvo muchos protagonistas y que fue liderado por Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia, quien si bien pasó a la historia como el culpable de dicho desastre (algo que no es de extrañar dado que no tenía conocimientos de navegación e incluso se mareaba en alta mar) tuvo un papel decisivo que pudo salvar muchas vidas e incluso mitigar un poco el desastre que acabaría siendo.

La preparación de la Armada Invencible

A pesar de que la flota no partió hasta el año 1588, la guerra anglo-española comenzó en el año 1585 y ya en 1586 Felipe II empezó a hacer planes para invadir Inglaterra, comenzando con el alistamiento y el armamento de una flota que ese mismo año se trasladó a Lisboa.

En julio de 1587, año y medio después de que comenzaran los preparativos, un total de 37 navíos a los que se les unirían más barcos procedentes de Sicilia, Nápoles y Andalucía esperaban órdenes. Unas órdenes que el 22 de julio de 1588 darían la salida de las tropas desde La Coruña, tras la correspondiente bendición y confesión de las tropas. Ya todo estaba listo para que nuestra flota formada por galeazas, galeras, galeones, naos, carabelas, falúas, urcas, galeoncetes y pataches partiera rumbo a uno de los grandes acontecimientos históricos de la Corona.

La crónica de la Armada Invencible

Los primeros días de la Armada pasaron sin pena ni gloria, como era de esperar, alternando días con buen temporal y días en los que el tiempo era completamente desfavorable, llegando a provocar incluso la dispersión de algunas naves que más tarde se pudieron reincorporar a la flota. Justo a tiempo para que el viernes 29 de julio de 1588 se avistara tierra sobre las cuatro de la tarde y se fondeara sobre las 7, a unas 3 leguas del Cabo Lizard en la costa sur de Cornualles. Una vez allí comenzaría una de las primeras batallas contras las flotas inglesas que partían desde Plymouth, iniciando un combate el 31 de julio que dejaría 7 muertos y 31 heridos en las filas españolas y cuyos números desconocemos entre los ingleses (algo que será habitual a lo largo de todos estos enfrentamientos). Además de eso, una serie de bajas y de accidentes que tuvieron lugar en esos días hizo que el 1 de agosto la flota española quedara reducida a 119 naves.

Pasan los días y las diferentes batallas se suceden y parece que las bajas españolas son siempre superiores a las inglesas, quienes poco a poco van recibiendo refuerzos y quienes acabarán formando una flota de al menos 153 embarcaciones. Un número sin duda demasiado grande para nuestra Armada Invencible que después de las batallas que tendrán lugar a principios de agosto, verá cómo se dispersa y cómo va menguando su número hasta tal punto que el 10 de agosto ya aparecerá en el diario de Recalde la idea de regresar a España. Una idea que será una realidad cuando se dé la orden de retorno el 13 de agosto de 1588. Así, el 21 de agosto, la Armada Invencible entrará por el Atlántico Norte y del total de 112 embarcaciones regresarán únicamente 93. Noticia que recibirá unos días más tarde Felipe II cuando el 31 de agosto lea la carta del Duque de Parma en la que le informaba de la derrota.

Sin embargo, el verdadero desastre de la Armada tendrá lugar en septiembre en Irlanda, donde naufragarán unos 20 barcos por el temporal, provocando miles de víctimas y que no terminarán hasta hasta finales de octubre.

Finalmente, el 13 de octubre de 1855, Felipe II dará la orden de que se acaben los actos religiosos a favor de la Armada y dará gracias a Dios “porque no fue peor el suceso”.

¿Fracaso o victoria?

Por último, y a pesar de que este hecho haya pasado a la Historia como un fracaso, en realidad fue solo un episodio más que no dejó ni vencedores ni vencidos y que solo sirvió para alargar una guerra entre dos naciones que no vería su final hasta la firma de la paz en 1604.