Petros Márkaris: «La hipocresía de Europa son sus muros, mientras defiende sociedades abiertas»

Beatriz Pérez BARCELONA / E. LA VOZ

CULTURA

MARTA PÉREZ | EFE

La nueva entrega del comisario ateniense Jaritos, «Offshore», indaga el poder y la opacidad del dinero

30 abr 2017 . Actualizado a las 10:17 h.

El comisario Kostas Jaritos, protagonista incuestionable de las novelas de Petros Márkaris (Estambul, 1937), tiene algo de Pepe Carvalho. «Montalbán me enseñó a incluir la política en la novela negra. Era un maestro en ello. Es una gran lección que aprendí de él», reconoce Márkaris. La casualidad lleva a que esta conversación tenga lugar en un céntrico hotel de Barcelona, a escasos metros del Raval, el barrio donde Montalbán nació y creció. «Siempre quiero ir a ver su casa, pero mi sentido de la orientación es demasiado malo». Márkaris, considerado el cronista de la crisis económica griega a través del género negro, acaba de publicar la última de las andanzas de Jaritos, Offshore (Tusquets).

-En «Offshore» Jaritos vuelve sobre la corrupción. ¿Es difícil para usted aislarse de la realidad?

-Tengo la capacidad de comunicarme con la realidad de cada día, de mirar las cosas justo en el momento en que se están produciendo. Esta novela surgió porque estaba harto de escribir novelas sobre la crisis. Me dije: «Ya basta, que otra persona haga el trabajo sucio». Así que me pregunté qué sucedería si el dinero volviera a fluir en Grecia de nuevo. Lo que me detuvo fue una cuestión planteada por Adrianí, esposa de Jaritos: ¿de dónde viene el dinero? Esto me llevó a investigar la opacidad del dinero, que no es lo mismo que el dinero negro. Todo el dinero es opaco porque no sabemos de dónde viene.

-Con todo, en esta novela sigue presente su compromiso político.

-¡Por supuesto! Cualquier partido que llega al poder en Grecia promete que el dinero volverá. Y el problema es que los partidos cambian pero el dinero nunca vuelve. Una semana después de entregarle el manuscrito de Offshore a mi editor, salieron a la luz los papeles de Panamá. Me dijo: «Lo sabías». Le respondí que no, pero que sí sabía que el dinero carece de transparencia. La novela acaba con un interrogante porque no hay solución posible a esto. Como no la hubo con los papeles de Panamá: el dinero es tan poderoso que no existe manera de cambiar el modo en que fluye, y esto es un gran problema moral, político y financiero.

-«Offshore» presenta una Grecia donde circulan de nuevo grandes cantidades de dinero. ¿Es una novela de ciencia ficción?

-[Risas] La idea inicial es, efectivamente, de ciencia ficción. Porque, para ser sinceros, no espero que el dinero vuelva a Grecia. Yo solo planteo «qué pasaría si...».

-Arranca con el asesinato de un funcionario estatal de Turismo. ¿Es solo una excusa para tratar el tema de la corrupción?

-La novela trata de explicar que las cosas son más profundas de lo que parecen, que la primera respuesta no siempre es la correcta. Por eso el comisario no se queda satisfecho con la resolución del asesinato. Se topa con un gran problema cuando le dicen: «No investigues más, no preguntes más, simplemente cierra el caso». Esto también sucede en el mundo de hoy. Nadie quiere ir al fondo de las cosas. Jaritos va más allá y pone en riesgo su cargo. En el mundo hay poderes que marcan los límites. Es un gran problema que no estamos resolviendo. Yo me ocupo de estos asuntos primero porque formo parte de una generación muy política y segundo, porque estoy en una edad en que no tengo reservas a la hora de decir las verdades.

-Sus libros están unidos a la realidad de Grecia. ¿La literatura es buen método para denunciar?

-Es un buen pretexto para hablar de otras cosas. Puedes valerte de la novela negra para hablar de la sociedad. Muchas novelas del XIX arrancaban con una historia policíaca. Los miserables, Crimen y castigo, muchas obras de Balzac…

-A la crisis económica se une la de refugiados. En sus libros hay alusiones a los emigrantes.

-Defendemos la idea de sociedad abierta pero construimos muros y fronteras para cerrarla. Es la mayor hipocresía de mierda que hayamos visto jamás en Europa. Es más, nunca hemos tenido el coraje de aceptar que lo que está pasando en esos países es en parte resultado de nuestros errores. Si Libia hoy es un país de ladrones y terroristas es por nuestra culpa. Si en Irak está hoy el Daesh, es culpa de británicos, americanos, franceses… Aparte de haber estado exportándoles coches, armas, artículos de moda, les exportamos democracia.

-¿Por qué lo ve negativo?

-La democracia no se puede exportar, ha de ser una lucha interna del pueblo. En Grecia la democracia tardó 50 años, pero luchamos solos. Así que hemos contribuido a que en esos países, cuyos refugiados ahora llegan a Europa, se den estas condiciones. Estamos transformando Europa en una unión muy poco honesta. Siempre ha habido países deshonestos, sí, pero nunca una unión deshonesta de países. Esto es lo diferente.

«Syriza es un partido populista y oportunista»

Pese a ser de izquierdas, Márkaris no edulcora la realidad de la gestión del Gobierno de Tsipras.

-Menos mal que no me pregunta por Varufakis, me hubiera ido [risas]. Todo el mundo en Grecia está muy decepcionado con Tsipras. Yo no, nunca esperé nada mejor de él. Desde el principio supe, incluso cuando Syriza estaba en la oposición, que esto, con ellos, sería un desastre. Syriza es un partido populista y oportunista con un discurso de izquierdas, lo cual no lo convierte en izquierdista. Lo están firmando todo. Decían con una boca muy grande: «¡Vamos a cambiar Europa!». Yo nunca me lo creí, pero mucha gente sí, y la engañaron. No conozco la realidad española, pero cuando vi el apoyo de Podemos a Syriza, me pareció que no era un buen signo.

-«Brexit». ¿Mejor fuera de la UE?

-Durante años escuché que, en el caso de Grecia, esta situación haría ganar a las dos partes. Pero creo que el brexit es todo lo contrario: Reino Unido pierde y Europa también. Aunque el problema no es solo el brexit, sino que Europa va, cada vez más, a peor.

-Jaritos se queja del sistema y suyas son frases como «qué mierda de Estado, solo sabe cobrar impuestos». ¿Es un antisistema?

-¡Ocho de cada diez griegos te dirán que el Estado es una mierda! ¡Por favor! ¡Jaritos simplemente dice lo que cada griego piensa!

-Lo pregunto porque en España a los que protestan a menudo se les llama «antisistema».

-En cuanto que no aceptan el funcionamiento del sistema, son antisistema. Pero tengo una pregunta -a mis 80 años-: ¿existe otro sistema que funcione? Porque nunca lo he visto. Creímos que el sistema socialista funcionaría, pero no ha sido así.