«La familia te protege, pero también es una losa de culpabilidades y obligación»

BEATRIZ PÉREZ BARCELONA / E. LA VOZ

CULTURA

Efe

Moreno es una de las narradoras del momento y presenta ahora su segunda novela, una historia sobre dos hermanas

07 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Sofía y Rita regresan a la casa de su infancia. Hace poco que su padre ha muerto y, pese a que las hermanas llevan mucho tiempo distanciadas, deberán compartir durante unos días el espacio que habitaba el progenitor, lleno de fantasmas personales. Piel de lobo (Lumen) es la segunda novela de Lara Moreno (Sevilla, 1978), después de que en el año 2013 diera el gran salto con Por si se va la luz, un libro que dejó muy buen sabor de boca entre la crítica y los lectores. Hasta ese momento se había limitado a los libros de relatos y los poemarios. Moreno vuelve ahora con una historia sobre las relaciones familiares y los complejos entresijos y los silencios que de ellas se derivan.

-«Piel de lobo» es una historia entre dos hermanas.

-Sí, es una historia que nace de mi interés por la familia, de la memoria que deja la familia en nosotros, de todo lo que significa. Hasta ahora todos los personajes de mis libros estaban descontextualizados de su núcleo familiar. Y, dentro de lo que es la familia, elegí contar la relación entre dos hermanas.

-¿Por qué?

-Porque la relación entre los hermanos me parece muy suculenta: están en el mismo nivel de jerarquía, pueden ser cómplices o enemigos, sufren -aparentemente- de la misma forma y disfrutan -aparentemente- de la misma forma.

-Pero Sofía y Rita son dos mujeres bien distintas...

-Sí, exacto, porque también me interesaba mucho estudiar cómo dos personas que están criadas en el mismo ámbito y bajo unas supuestas mismas normas y un mismo amor, al final construyen su vida de forma diferente y viven tragedias distintas. Piel de lobo habla asimismo de cómo se comparten esos dolores, de cómo es imposible aislarse del dolor del otro.

-¿Esta novela reflexiona sobre el proceso de regresar a la infancia?

-He intentado retratar la relación entre Sofía y Rita desde la infancia. Por mucho que Sofía intentaba hacer de hermana mayor, Rita no se dejaba, pero sin embargo había algo muy esencial que a Sofía se le escapó. De pronto descubre que sí debería haber hecho de hermana mayor. Esta novela es, por así decirlo, una especie de homenaje al más débil, al más pequeño. Porque a pesar de lo que pueda parecer, el más pequeño necesita protección siempre, independientemente de su capacidad resolutiva.

-Ha dicho usted recientemente que ha vuelto a escribir una novela en la que de forma aparente no pasa nada.

-Exacto, solo aparentemente, porque yo siento que en mis novelas pasan muchas cosas siempre. Trato de observar microscópicamente la realidad y eso hace que intente llegar hasta el hueso en la descripción de los sentimientos. Quizás por ello el ritmo de la narración es más lento, porque describo la marea interna de unos personajes a través de su cotidianeidad, explicando cómo la vida los sacude constantemente -incluso en lo estático-. A todos nos pasan muchísimas cosas a lo largo de un día porque tenemos una cabeza que no deja de pensar y un corazón que no deja de sentir. Eso es lo que yo intento contar: la huella que deja la vida constantemente en nosotros.

-Usted también ha dicho: «Me interesa más la huella en el hombre que la huella que deja el hombre».

-Me resultan más interesantes la metamorfosis, la herida, la luminosidad, la supervivencia del hombre? Eso sí, en mis libros siempre hay un condicionamiento externo. Por ejemplo, Sofía es víctima de una generación -a la que yo, por cierto, también pertenezco- en la que había muchísimas aspiraciones laborales y personales. Al final pasan veinte años y te das cuenta de que no tienes el trabajo que esperabas, ni eres tan brillante como quisieras, ni has conseguido de la vida lo que deseabas. Así, por ejemplo, la vida laboral, la social y la emocional de Sofía son un desierto, pese a que ella hizo exactamente lo que la sociedad supone que una debe hacer.

-¿Cree usted que con frecuencia una no está de acuerdo con la persona adulta en que se convierte?

-Creo que hay mucho de engaño y de autoconvencimiento con lo que somos por mera supervivencia. Eso sí, yo creo en la autorresponsabilidad, pienso que uno debe trabajar el control sobre su propia vida y no solamente culpar al pasado.

-¿Podría decirse que su literatura refleja la dificultad de relacionarse con el otro?

-Me interesa muchísimo la gente y cómo se relaciona entre sí, los lazos y ataduras que establecemos, cómo los diferentes miembros de las familias se anulan los unos a los otros. En este aspecto la amistad se salva porque hay un compañerismo mucho más libre de ataduras. Sin embargo, es muy difícil que la familia y la pareja no se quiebren. Todo esto tiene mucho que ver con la libertad. La familia te protege y te quiere -claro que sí-, pero no deja de ser una losa enorme de culpabilidades, rencores y obligación. Mi generación, a pesar de disfrutar de una aparente libertad y una falta de prejuicios con respecto a las relaciones de pareja, tiene encima la losa de autoexigirse constantemente, de cuestionarse todo el rato si está donde quiere, con la persona que quiere.