Carude y San Lázaro, dos barrios que no siempre fueron de la mano

felipe aira MONFORTE

MONFORTE DE LEMOS

ROI FERNANDEZ

Carude es uno de los topónimos locales con referencias más antiguas, la primera del año 1291

25 mar 2019 . Actualizado a las 12:36 h.

Carude está entre los topónimos documentados más antiguos de Monforte. La primera referencia es del año 1219 y se encuentra entre los miles de asientos que nos dejó el cronista de la orden benedictina, fray Mancio de Torres, en su extraordinaria obra Libro registro de escrituras de San Vicente del Pino. En la actualidad, la inmensa mayoría de los monfortinos desconoce que no siempre existió solamente un Carude en el callejero local.

El Carude de San Lázaro es considerado por los vecinos del singular y secular barrio como un nombre distintivo del lugar. Sin embargo, no siempre fue así. No hay que retroceder siglos para encontrarnos otros carudes monfortinos. La documentación histórica da fe de ello: Carude y San Lázaro no siempre fueron de la mano. Eran zonas vecinas, pero bien diferenciadas. Carude aparece en la documentación histórica en el siglo XIII. San Lázaro asoma en el siglo XV.

Las noticias más antiguas que hacen referencia a San Lázaro se remontan a los siglos bajomedievales. En un foro perteneciente al monasterio de San Vicente del Pino, de fecha 12 de mayo de 1431, se afora «el caneiro de San Lázaro por cuatro docenas de anguilas, a él y su mujer, frescas y la otra vida 5 docenas». En fecha 4 de febrero de 1454, aparece un nuevo foro de los monjes que alude a «hunna casa que eu tenno que está allende dos Cereyjas, onde chaman Ansan, que parte con ayra do Concello et con ayra de S. Lázaro, cerca dos caminos, que un vay para Vales, et outro para a Verea».

Hay otro documento de fecha 1 y 2 de octubre de 1592, redactado en el hoy desaparecido convento franciscano de San Antonio, el que se se fijan las condiciones que habrían de cumplirse para la construcción del Colegio de Nuestra Señora de la Antigua, el Colegio del Cardenal. «Se fabricaría en el sitio que por mandado de Su Señoría se había comprado yendo de la dicha villa para la ermita del señor San Lázaro», señala este texto.

A mediados del siglo XVIII, el hospital de San Lázaro había caído en una decadencia tal que llegó a estar cerrado. En el Catastro de Ensenada se afirma al tratar sobre los hospitales que había en la villa de Monforte que «anteriormente había otro en San Lázaro». Nos informa por lo tanto de que ya no funcionaba como tal. De las primeras décadas de ese siglo se conservan noticias de su actividad. Una referencia documental de 1720 alude a la muerte «de un hombre llamado Pedro en el Hospital de San Lázaro».

Vuelve a ser hospital

La inactividad se produjo con toda seguridad en los años inmediatamente posteriores al ecuador del siglo XVIII. Su recuperación se debe a la condesa de Lemos, Rosa María de Castro. En el año 1752, Rosa María de Castro y Centurión, condesa de Lemos, hacía cesión del hospital de Sancti Spiritu [luego consistorio y hoy sede del Centro do Viño da Ribeira Sacra] a los hermanos de San Juan Dios. En dicha escritura se afirma que ejerce «como patrona que es del hospital que con el título del Señor San Lázaro hay en el sitio de dicha villa, extramuros de ella, con su ermita dedicada al mismo».

En este mismo escrito se hace agregación del hospital y la ermita, junto con sus bienes y rentas, a la orden hospitalaria de San Juan de Dios, aunque se reservan para ella y los condes sucesores en el mayorazgo y patronato.

En documentos del siglo XVIII se hace constar el derecho de «visita» que tenía el abad de San Vicente. Así, en 1779 queda registrada la «visita del Abad Juan de Cuenllas y Quiñones al Hospital de Sancti-Spiritu y S. Lázaro». Sabemos que en ese año los enfermos eran atendidos en dicho hospital de San Lázaro, que funcionaba como tal según atestiguan documentos del archivo parroquial de Santa María de A Régoa

La capilla es lo que perdura de aquel complejo que desde la Edad Media atendía a los enfermos, especialmente a los que estaban afectados de enfermedades contagiosas. En ella podemos ver varios signos lapidarios, marcas de cantero y, sobre el arco de medio punto de la puerta de entrada, una inscripción dice «esta es yglesia de refugio». Todavía se conservan los huecos en ambos laterales de la puerta para introducir los brazos de la persona que deseaba acogerse al a jurisdicción del obispo.

De los siglos XVI, XVII y XVIII disponemos de noticias sobre las ermitañas de San Lázaro. La ermita del antiguo hospital es mencionada en fecha 20 de noviembre de 1810, cuando el obispado de Lugo, que por aquel entonces tenía la jurisdicción sobre la capilla, notificaba al vicario en la población del Cabe el mal estado en el que se encontraba, motivado en buena parte por celebrarse solamente una misa en todo el año. Era la misa «Dominica V de Cuaresma, con una romería y recolección de limosnas que hacen los PP de ese Hospital de San Juan de Dios».

Prohibicion de misas

El prelado afirmaba que era «un abuso realizado por los monjes de San Juan de Dios, en contravención a las Reales Órdenes y sólo por un abuso que ellos mismos introdujeron». Relevante es el dato que contiene la escritura del año 1810 ya referida del obispo de Lugo, en la que se ordena la suspensión de la capilla con prohibición absoluta de decir misa ni de celebrar cualquier otra función religiosa, destinándola a cementerio de los que fallecieran en el hospital de San Juan de Dios, para lo que se realizarían las obras oportunas.

Los enterramientos en el lugar donde estaba el hospital conllevaban peligro de infección. El riesgo que suponía el cementerio de Santa María de la Régoa, inmediato al hospital de San Juan de Dios [en la actual plaza de España] justificaría años después la demolición de la iglesia románica y el traslado de sus funciones a la antigua de Santo Domingo, que había quedado vacía tras la Desamortización de 1821.

En las postrimerías del siglo XIX, y primeros años del siglo pasado, todavía se empleaba en la documentación oficial del Ayuntamiento y la parroquia de Santa María de A Régoa, los siguientes «carudes»: Carude de San Lázaro, Carude de San Antonio, Carude de los Abeledos, Carude de Cobas, o los lugares de Carude conocidos como Triguerizas, Bibelos o Los Ramos.

La referencia del año 1219 a Carude, la más antigua que se conoce, corresponde a un foro del abad de San Vicente del Pino que figura en el registro realizado por fray Mancio de Torres en 1613. «Pelayo. 2. Abbad de San Vicente con el convento dan a Pedro Jordan y su mujer Aldonza Perez la viña de Viaplana en Valbuena y una leira yendo a Carudi entre los dos caminos por dos cañados de vino por su vida. Habianlas ellos dado al monasterio, en pergamino. A. 3 Año 1219», dice este documento. «Viaplana» es a la ribera de Vilachá de Salvadur, en A Pobra do Brollón, donde los monjes tenían propiedades vitícolas.

En un breve comentario del año 1773 se dice que en esa época las iglesias de refugio de Monforte eran Santa María de la Regoa y la capilla de San Lázaro. El texto fue realizado por Manuel Viana, párroco de la parroquial de Santa María de la Régoa, y del mismo queda escritura en el libro de Fábrica del archivo parroquial de Santa María de A Régoa. Los que infringían la ley podían acogerse a la jurisdicción del obispo, salvándose de caer en la jurisdicción civil, introduciéndose en una iglesia que tuviera esa condición de refugio. Parece que no pocas personas preferían la jurisdicción religiosa a la civil.

En ese año, habían perdido la condición de refugio las iglesias de los monasterios, no sólo en nuestra población sino en general. Tanto la iglesia la parroquial de San Vicente del Pino o las conventuales de San Antonio o San Jacinto no tenían ese servicio. Era una forma más de quitar facultades a los monasterios. En aquella época, muchas autoridades los veían como centros de revueltas e insubordinación. El que había incumplido con la ley y se sometía a la jurisdicción del obispo, una vez le hacían resolución de su caso, cumplía la pena en una cárcel del obispado. En Lugo, estaba en Campo Castillo.