Nuevos avances hacia el pasado minero del castro de San Lourenzo

Francisco Albo
fRANCISCO ALBO MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

CEDIDA

La segunda fase de las excavaciones pone al descubierto restos de viviendas en el asentamiento de Cereixa

24 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La segunda campaña de excavaciones arqueológicas en el castro de San Lourenzo de Cereixa -en el municipio de A Pobra do Brollón- ya está proporcionando resultados. En los trabajos, iniciados el pasado día 7, los investigadores pusieron al descubierto una estructura constructiva de forma cuadrangular y de esquinas redondas en la zona norte del antiguo asentamiento. Previamente, un sondeo realizado con la técnica del georradar indicó que en el subsuelo de esta parte del castro había restos de cabañas de piedra y estructuras de combustión.

El arqueólogo Xurxo Ayán, director técnico de los trabajos, señala que la estructura está formada por muros de mampostería hechos de pedazos de cuarcita y recrecidos con adobe. La cubierta original de la construcción se supone que estuvo fabricada con colmo o paja de centeno. El suelo del edificio aparecieron los restos de un hogar con un brasero asociado. Los investigadores están ahora ampliando el área de excavación y ya empezaron a poner al descubierto otra cabaña de características similares situada junto a la anterior.

Al lado de la cabaña, asimismo, se encontró una especie de corredor entre las casas que debió de ser empleado como vertedero. Según explica Ayán, estas estructuras domésticas ofrecen un aspecto muy similar las que fueron encontradas hace una década en las catas arqueológicas realizadas en el monte de San Vicente -en Monforte- y también a otras que se descubrieron en su momento en Castro Ventosa o Castro Bergidum, situado entre los municipios bercianos de Villafranca y Cacabelos.

Tradición local

El arqueólogo apunta por otro lado que en las excavaciones también aparecieron restos de cerámica cubierta de pastas negras -de un aspecto similar a la alfarería soberina de Gundivós- y decorada con motivos sencillos. Todos los materiales hallados hasta ahora en esa parte del asentamiento, agrega Ayán, son de tradición local castreña y no muestran la influencia cultural romana. Este aspecto es especialmente llamativo para los investigadores, ya que se supone que el castro fue construido en la época romana y que estuvo relacionado con las explotaciones mineras auríferas que existieron en el mismo territorio. En otra zona del castro -en niveles removidos- aparecieron en cambio tres pedazos de vidro de fabricación romana y un dardo de hierro que también puede serlo.

Los arqueólogos esperan que en el castro se produzcan nuevos hallazgos que ayuden a comprender cómo estuvo organizado. Según apunta Xurxo Ayán, una opción es que fuese dirigido directamente por el ejército romano y otra, que estuviese en manos de élites indígenas que garantizarían la producción de oro y el pago de tributos al poder imperial.

En la parte norte del recinto solo aparecen objetos de origen castreño y ninguno romano

Ruinas de una capilla construida en el siglo X, según indican las piezas arqueológicas

En otro sector del castro de San Lourenzo continúan las excavaciones -iniciadas el año pasado- de una antigua capilla de la que no hay ninguna referencia documental escrita. En esta zona se encontraron materiales cerámicos que ya han sido examinados por el arqueólogo Francisco Alonso Toucido, quien apunta que los más antiguos pueden datar del siglo X. Otras piezas de este tipo parecen corresponder al siglo XIII y a varios períodos posteriores, desde la baja Edad Media hasta la Edad Moderna.

Entre estas piezas destacan algunas jarras de cerámica y tapaderas de cuarcita lascada, muy comunes en otros tiempos para tapar recipientes con líquidos. Xurxo Ayán dice que estos materiales «apuntan a unha ocupación episódica e cíclica, posiblemente vencellada á celebración anual dunha romaría na honra do santo».

Monedas de bronce

Por otro lado, la investigación indica que en el siglo XVII se llevó a cabo una ampliación del edificio original de la capilla con una dependencia anexa de forma rectangular en la que aparecieron doce monedas de bronce acuñadas durante los reinados de Felipe III y Felipe IV. Los arqueólogos suponen que esta construcción pudo ser una iglesia privada construida por una familia noble -algo que fue común en la Galicia medieval- o bien que pudo pertenecer a un pequeño monasterio o eremitorio similar a otros que existieron en esa época en diferentes lugares de la Ribeira Sacra.