Objetivo, salvar el plan del casco viejo

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

CEDIDA

Exalcaldes, antiguos concejales y agentes sociales se integran en un foro que trata de evitar un nuevo tropiezo urbanístico

21 may 2017 . Actualizado a las 08:58 h.

Los predecesores más inmediatos del actual alcalde saben bien lo que es tener que aparcar en un cajón un planeamiento urbanístico cuando ya estaba listo para entrar en vigor. La mayoría absoluta que disfrutaba el PP le valió de poco a Nazario Pin en su etapa de regidor. El 18 de agosto de 1998 anunciaba la retirada del plan especial de protección del conjunto histórico de Monforte. Solo habían pasado cinco meses desde la aprobación inicial del documento, para la que no habían contado con el apoyo de ningún otro grupo. La confusión sobre el alcance del proyecto, avivada por la controversia política, forzó a aquel gobierno municipal a dar marcha atrás en el ordenamiento del casco viejo.

No le fue mejor a Severino Rodríguez, quince años después, con la tramitación del plan general de ordenación. Instalado en el gobierno municipal, el BNG decidió adjudicar la redacción del documento a una consultora diferente a la que había obtenido la concesión en el mandato del PP. Cuando el proyecto tenía el beneplácito de la Xunta, prendió la mecha del descontento vecinal por la posibilidad de que muchas plantas altas quedasen fuera de ordenamiento. En marzo del 2013, con el salón de plenos lleno a rebosar, la corporación decidía retirarlo. El Bloque, en minoría en su tercer mandato, decidía paralizar poco después la redacción del plan especial de protección.

La Xunta cierra el grifo

El programa con el que el PSOE ganó las últimas elecciones municipales recogía el compromiso explícito de desbloquear ambos proyectos. No fue posible por ahora con el costoso plan general, porque la Xunta decidió cerrar el grifo de la financiación después de más de veinte años sin avances. Pero al menos pudieron reactivarse las ayudas para la redacción del ordenamiento del casco histórico, que en pocos meses estará en condiciones de pasar por la aprobación inicial del pleno. La exposición pública del documento está más cerca y el alcalde, José Tomé, mueve ahora ficha para que la historia no se repita esta vez. A ese objetivo responde la reciente comida en la que Tomé compartió mesa con Nazario Pin y Severino Rodríguez.

Los anteriores alcaldes forman parte de un comité de expertos que se encargará de analizar y aportar sugerencias al plan especial de protección del casco histórico. «Hai tempo que se falou co equipo redactor e lles pareceu ben», dice el alcalde. A sus predecesores en el cargo -añade- «tamén lles parece unha boa idea». En ese «foro de análises», como lo llama el equipo de gobierno, figuran exconcejales de diferentes partidos, como Jaime Vázquez o Antonio Rodríguez. También empresarios, abogados y otros agentes sociales cuya opinión se considera relevante en la elaboración del proyecto.

Antes de las últimas elecciones municipales, los candidatos a la alcaldía de PSOE y PP defendieron públicamente un pacto para evitar que el planeamiento urbanístico se convirtiese en arma política en la actual legislatura. Desde entonces, sin embargo, no trascendieron contactos entre los partidos de la corporación para llegar a ese consenso. El plan especial entrará más pronto que tarde en fase de alegaciones. De momento, vecinos de la Compañía avanzaron su intención de plantear sus propias propuestas para esa zona.

 

La entrada en vigor del plan especial de protección del conjunto histórico-artístico de Monforte se dilucidará en un contexto muy diferente al de la tramitación de otras propuestas urbanísticas. Por diversos motivos, las condiciones parecen más favorables en estos momentos.

CONSTRUCCIÓN

Otro escenario económico. La crisis económica modificó de forma radical las expectativas del sector de la construcción. Las promociones de grandes edificios son historia. Ni hay demanda de pisos ni se dan condiciones económicas para facilitar la compra como inversión. Los empresarios del sector ponen sus miras en la rehabilitación, más que en la construcción de vivienda nueva, como alternativa de futuro. La debilidad de la actividad de la construcción puede facilitar, por otra parte, que aparezcan condicionantes al ordenamiento urbanístico derivadas de intereses particulares.

Ayudas

Límites a la rehabilitación. La ausencia de un plan especial de protección no solo limita el acceso a las ayudas para la rehabilitación de viviendas. A falta de planeamiento propio, es Patrimonio el que marca las reglas de juego a la hora de realizar obras en el ámbito del casco histórico. Su criterio es mucho más restrictivo que el peor de los planes posibles. La situación de abandono del parque de viviendas de algunas calles, por los demás, pide a gritos revulsivos para su recuperación. Todas las edificaciones que figuren catalogadas en el plan especial quedarán exentas del pago del IBI.

turismo

El casco viejo como negocio. La proyección de la Ribeira Sacra trae cada vez mayor número de turistas a Monforte. Es una fuente de ingresos todavía incipiente, pero con visos de afianzarse en el futuro tras el reconocimiento oficial del Camino de Invierno como ruta de peregrinación. La inmensa mayoría de los servicios destinados al turismo se concentran en las calles del conjunto histórico.

Un contexto muy diferente al de anteriores intentos