«Isto non ten sentido ningún»

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

El incendio de Sober calcina cien hectáreas en la desembocadura del Cabe ante el estupor de los vecinos

25 abr 2017 . Actualizado a las 22:39 h.

«Que por que lle prenderon? Non o sei, isto non ten sentido ningún». Roberto Rodríguez es el presidente de la comunidad de montes de Nogueira, en Sober, y no le encuentra explicación al incendio forestal que entre el lunes y ayer calcinó 120 hectáreas en los alrededores de este pueblo de la parroquia de Anllo. El fuego se propagó con rapidez en los primeros momentos debido a la lenta respuesta de los servicios de extinción, ocupados en otros incendios, y al intenso viento. La humareda llegó al casco urbano de Ourense y cubrió de tal manera los cañones del Sil y el Cabe que los helicópteros apenas podían trabajar. Ardieron miles de pinos de repoblación, pero también abundante arbolado autóctono característico de esta parte de la Ribeira Sacra, que igual que el resto de la ribera del Cabe forma parte de la Red Natura.

Al margen del impacto ecológico en una zona tan sensible como esta de la desembocadura del Cabe, los principales damnificados por el fuego son los vecinos de Nogueira. Suyas son las 1.400 hectáreas plantadas de pinos que se extienden por toda la margen izquierda de este río en su tramo final. Las llamas prendieron el domingo en las proximidades del río y fueron devorando pinos hasta llegar al final de la ladera. Cuando ya habían alcanzado la cima fue cuando llegaron las primeras brigadas y empezaron a frenar su avance.

Los servicios de extinción evitaron que el fuego alcanzase una plantación comunal de doce hectáreas de castaños de apenas unos meses, pero pronto llegó la noche. Cuando los helicópteros y la mayoría de las brigadas se marcharon, el fuego ardía descontrolado en diferentes direcciones. En la primera media hora ardieron aproximadamente diez hectáreas, pero a primera hora de la mañana de ayer la cuenta había subido ya hasta las cien.

Cuatro focos

Hay vecinos que aseguran haber visto cuatro focos distintos en los primeros momentos del incendio. El propio presidente de la comunidad de montes de Nogueira sostiene que el domingo por la tarde vio saltar un nuevo frente a apenas cincuenta metros del lugar en el que estaba él hablando con unos guardias civiles. Nadie en la zona parece tener duda de que fue intencionado.

El monte de Nogueira llevaba siete años sin arder, y aquel último incendio no había sido tan grave como este, ni de lejos. Roberto Rodríguez no le encuentra ninguna explicación a un suceso que tendrá consecuencias directas sobre los bolsillos de los residentes en la aldea. Ni siquiera cree que pueda deberse a alguna rencilla personal. «Aquí non hai problemas entre veciños», asegura. La mayor parte de los pinos afectados tenían ya porte suficiente para su aprovechamiento forestal, pero la madera quemada se paga en general mucho peor que la que es talada en buen estado.

Encajonado entre A Barca y la presa de Santo Estevo tras quemar 120 hectáreas

Frenado su avance en la parte alta de la enorme plantación de pinos de Nogueira, el incendio siguió ardiendo todo el día en las laderas que caen al Cabe y al Sil. Se trata de una zona muy complicada para los trabajos de extinción. Hasta allí no podía llegar la pala excavadora que abrió cortafuegos en la zona alta durante toda la mañana. Y tampoco podían operar con normalidad los helicópteros, porque la humareda reducía mucho la visión en los dos cañones. Desde el otro lado del Sil, en el mirador de la presa de Santo Estevo, especialistas del servicio de extinción coordinaban el trabajo.

En vista de las dificultades existentes para atacar directamente las llamas en el flanco derecho del incendio, el que avanzaba por el inicio del cañón del Sil, los responsables del dispositivo decidieron organizar un cortafuegos a la altura de la presa. En el flanco izquierdo, el de la garganta del Cabe, brigadas y helicópteros contenían el avance de las llamas en las cercanías del pueblo de A Barca.

A eso de las seis de la tarde, en la Consellería de Medio Ambiente daban el incendio por estabilizado, lo que quiere decir que ya no había peligro de que las llamas avanzasen más allá de esa zona acotada. Los trabajos de extinción continuaron toda la tarde.