Huellas de un antiguo lago en el corredor de Monforte a Lugo

Francisco Albo
fRANCISCO ALBO MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

EDUARDO GONZÁLEZ CLAVIJO

Gracias a la construcción del vial se hizo más visible una parte de la historia geológica del valle de Lemos

20 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La construcción del corredor de Monforte a Lugo -que quedó abierto en su totalidad en noviembre del 2015-, además de mejorar la comunicación entre ambas ciudades, hizo que se volviese más visible la historia geológica del valle de Lemos. En los terraplenes que bordean el vial son muy patentes las capas de sedimento arcilloso originadas por un lago que cubrió la depresión monfortina en la Era Terciaria. Por este motivo se ha incluido una visita a un tramo de esta carretera en el itinerario del Geolodía, una jornada de divulgación del patrimonio geológico que se celebrará de forma simultánea en todas las provincias españolas entre el 6 y el 7 de mayo.

La ruta ha sido diseñada por el geólogo Eduardo González Clavijo, que se ocupará también de acompañar a los participantes y de comentar los parajes que serán visitados durante el recorrido. Según explica, las formaciones arcillosas que se pueden ver en las márgenes del corredor de Lugo también están presentes en otras partes de la depresión. «Lo que ocurre es que como la carretera se construyó hace muy poco tiempo, los cortes del terreno se mantienen todavía frescos y aún no fueron tapados por la vegetación, así que las capas de sedimentos son ahora mucho más fáciles de observar en esa zona que en otros lugares», explica.

Quienes recorren el primer tramo de esta carretera en dirección a Lugo pueden ver que en los taludes se alternan capas de arcilla de diferentes tonalidades. Algunos estratos presentan una coloración rojiza, mientras que las otros son verdosos, «o más bien de un gris tirando a verde», puntualiza Eduardo González. Estas diferencias -añade- representan las distintas condiciones ambientales que conoció el antiguo lago a lo largo de decenas de miles o de millones de años.

Aguas ricas en oxígeno

El geólogo señala que las arcillas rojas se fueron depositando en el lecho del lago en períodos en los que sus aguas experimentaban cierto grado de movimiento y eran ricas en oxígeno. «La abundancia de oxígeno facilitó la oxidación de los minerales de hierro que contenía el agua y por eso los sedimentos se tiñeron de un color rojizo», explica.

Las arcillas verdosas, en cambio, se formaron en épocas en las que aguas del lago estaban quietas y albergaban muchas plantas y animales acuáticos que consumieron una gran parte de su oxígeno. Por tal motivo, el proceso de oxidación de las partículas de hierro fue mucho menos intenso y no llegó a teñir de color rojizo los sedimentos depositados en el fondo del lago durante esos períodos.

Por otro lado, en algunas partes de los taludes de la carretera se puede ver que los estratos rojizos y verdosos están fracturados por varias fallas. Los movimientos del terreno que produjeron estas grietas, según indica Eduardo González, se deben al proceso téctonico de acercamiento entre las masas continentales de Europa y África. «La presencia de estas fallas indica que el lago se fue rellenando de sedimentos al mismo tiempo que los terrenos que formaban su lecho eran comprimidos por este gran movimiento», agrega.

Una ruta a través de cientos de millones de años

El recorrido preparado por Eduardo González Clavijo comprende paradas en siete puntos de observación. En Monforte, además del corredor de Lugo y O Casar, se visitará el monte Marroxo, donde hay una antigua cantera de pizarras formadas duranta la llamada orogenia Varisca, hace unos cuatrocientos millones de años.

El itinerario pasará también por la parroquia soberina de Canaval, para ver unas formaciones graníticas que fueron erosionadas hace veinticinco millones de años por el antiguo Cabe, que se abrió paso hacia el Sil y drenó el lago que cubría la depresión Monforte. Asimismo, se harán paradas en el mirador de Pena do Castelo -donde se explicará la compleja geología del cañón del Sil- y en una cantera de cuarcitas de Ribas de Sil. Este mineral se formó a partir de la metamorfización de las arenas de las playas que existieron en el norte del antiguo supercontinente de Gondwana.

 

rastros del cabe primitivo

La ruta programada en Monforte para celebrar el Geolodía comprende una visita a la zona de O Casar, donde se pueden observar las huellas que dejó el antiguo cauce del Cabe. En un corte del terreno situado junto a una vía de servicio -a la derecha- hay un depósito de sedimentos formados por arenas y cantos de cuarcitas redondeados. Estos materiales fueron acarreados por el río y depositados sobre las capas de arcilla que se habían formado antes en el fondo del lago