La pinacoteca acogerá una obra atribuida a Gregorio Fernández

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

alberto lópez

El Colegio del Cardenal cambiará de ubicación una talla que acaba de restaurarse

18 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La colección de obras artísticas que se expone en la pinacoteca del Colegio del Cardenal de Monforte se incrementará a finales de este mes con una pieza de especial interés. Se trata de una imagen de la Virgen de la Inmaculada que se atribuye al gran escultor barroco Gregorio Fernández y que estuvo instalada en la iglesia del mismo colegio prácticamente desde la época en que terminó la construcción del edificio. La escultura estuvo situada durante todo este tiempo en una de las capillas laterales del templo. Según explican los responsables de la fundación que regenta el colegio, la imagen acaba de pasar por un proceso de restauración en un taller de Madrid y, teniendo en cuenta su especial valor, se ha decidido ubicarla a partir de ahora en la pinacoteca.

La escultura -añaden desde la mencionada entidad- responde a un modelo característico de la Virgen de la Inmaculada que fue creado por el propio Gregorio Fernández y que tuvo una gran aceptación en su época, manteniéndose invariable a lo largo del tiempo. Este tipo de representación fue muy imitado por otros escultores sobre todo en tierras castellanas, donde el artista pasó la mayor parte de su vida, y se distingue claramente de las imágenes de la Inmaculada que se encuentran en las iglesiasd de otros territorios, como Andalucía. En las figuras que siguen este modelo, la Virgen está representada como una joven de unos quince años de edad, en posición totalmente inmóvil y en actitud de rezo.

Otras piezas de valor

Con la incorporación de esta imagen a su exposición permanente, se añade un nuevo elemento de interés a la pinacoteca, que a pesar de su pequeño tamaño ocupa un lugar destacado en el patrimonio histórico y artístico monfortino. La sala es conocida principalmente por albergar dos lienzos originales de El Greco, con las imágenes de san Francisco y san Lorenzo. En ella se guardan además cinco óleos sobre tablas que durante muchos años se atribuyeron al pintor manierista italiano Andrea del Sarto, pero que -según se descubrió en tiempos recientes- son unas copias de gran calidad.

Otras dos pinturas que se conservan en la pinacoteca se atribuyeron tradicionalmente a una supuesta escuela compostelana, pero la historiadora monfortina Manuela Sáez -junto con otros investigadores- determinó que probablemente son obra del pintor y escultor italiano Giovanni Bernardino Azzolino. Los especialistas no tienen dudas de su autoría en cuanto a uno de estos cuadros -una representación del Juicio Final-, pero existen ciertas reservas en lo que respecta al otro, conocido como Triunfo de la muerte.

Una legado de excepcional valor, repartido en su mayor parte fuera de Galicia

Aunque natural de Sarria, la figura de Gregorio Fernández se halla vinculada estrechamente a Valladolid, ciudad a la que se trasladó en su juventud -en torno los años 1600 y 1601- y en la que permaneció hasta su muerte, en 1636. Está considerado como el máximo representante de la escuela castellana de escultura barroca y algunos historiadores del arte lo tienen por el mejor escultor español del siglo XVII junto con el andaluz Juan Martínez Montañés.

En el Museo de Arte Sacro de Monforte se conservan dos obras -un Cristo yacente y una Inmaculada- que se consideran si duda como obras de Gregorio Fernández. Unos documentos descubiertos por Manuela Sáez en el archivo del convento de Santa Clara confirman su autoría, que ya había sido planteada a principios de los años 60 por el historiador Martín González. Tales documentos prueban por otro lado que estas dos esculturas fueron encargadas por la condesa Catalina de la Cerda -viuda del séptimo conde de Lemos, Pedro Fernández de Castro- cuando se encontraba en Madrid, antes de instalarse definitivamente en Monforte en 1629.

La mayor parte de las obras que se conservan hoy de Gregorio Fernández están reunidas en el Museo Nacional de la Escultura de Valladolid, pero también hay piezas suyas en Santiago, León, Burgos, Vitoria, Palencia, Salamanca, Madrid, Plasencia, Segovia y la localidad portuguesa de Miranda do Douro, entre otros lugares. El Cristo yacente de Monforte figura entre los trabajos más destacados de su período de madurez artística.