«Un viño que se esquece non é bo»

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

roi fernández

Sober organiza una cata para mujeres embarazadas dentro de la campaña de promoción de la Feira de Amandi

26 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Puxestes a mesma cara que se probásedes un limón, iso que notastes é a acidez». Las cinco mujeres asienten. Ninguna parece muy acostumbrada a beber vino, pero es que además están embarazadas y llevan tiempo sin llevarse una copa a la boca. Ayer sí lo hicieron porque participaban en una cata comentada para mujeres embarazadas organizada por el Ayuntamiento de Sober. Era una más de las actividades promocionales que todos los años se celebran en las semanas previas a la Feira do Viño de Amandi.

El encargado de explicarles que si el vino blanco con el que empezaban les parecía ácido es porque así es como son los suelos de Galicia fue el sumiller local Humberto Loureiro, que antes de empezar les recordó a ellas y al público que en las catas hay que llevar el vino a la boca, pero que no solo no es preciso beberlo, sino que en catas técnicas como la de ayer lo normal es probarlo y escupirlo sin llegar a tragarlo.

Loureiro llevó al salón de actos del centro sociocultural de Sober, el lugar en el que se celebró la cata, cinco vinos elaborados en Sober pero de características diferentes. En su selección había blancos y tintos, la mayoría jóvenes, pero también alguno de barrica. Ente los jóvenes, solo uno era de la vendimia 2016. La mayoría del vino Ribeira Sacra que se encuentra en estos momentos en el mercado, contó Loureiro, fue vendimiado en el 2015 y no en la campaña más reciente: «Os viños teñen uns tempos que hai que respectar». Al presentar cada uno de los cinco vinos explicaba a qué bodega pertenecía, de qué viñas había salido y las características de la variedad de uva con la que había sido elaborado. Después, entraban en materia, primero con la vista, después con el olfato y por último con la boca. «Esas son sempre as fases da cata», explicó.

Sacar defectos

Durante algo más de una hora, las cinco voluntarias aprendieron que los catavinos que utilizaron ayer son recipientes pensados no tanto para el disfrute del vino como para sacarle los defectos que pueda tener. Pero no se trataba tanto de eso como de aprender los rudimentos básicos de una cata, en la que se emplean procedimientos estandarizados desde el principio. Porque incluso hay un orden lógico para probar los vinos, empezando por el menos intenso y acabando con el más fuerte. Por eso empezaron por el blanco que les parecía ácido y acabaron con un tinto envejecido en barrica.

Por el medio, aprendieron que la cantidad de alcohol que tiene un vino se puede adivinar con la vista. «Movendo a copa circularmente -describió el responsable de la cata-, os glicéridos que ten o viño forman pingas no cristal e canto máis regulares sexan e más rápido caian, máis alcol ten». O que cuando llega el momento de emplear la nariz hay que hacerlo en dos fases. Primero con la copa parada para «captar os aromas básicos e ver se son agradables ou desagradables» y después moviéndola para «abrir o viño e pasar dos aromas primarios aos máis complexos».

También tuvieron tiempo para averiguar que una vez escupido el vino después de dejar que toque la lengua es importante comprobar cuánto tiempo se queda el sabor en la boca. Porque, en palabras de Humberto Loureiro, «un viño que se esquece en canto o cuspes, que ten pouca persistencia, non é un bo viño».

las fechas

4 de marzo

Los actos del Mes de Amandi empezaron ese día con un concierto de música clásica. Después vinieron unas jornadas gastronómicas en la escuela de hostelería de Rosende y la presentación de la asociación de apicultores de la Ribeira Sacra

1 y 6 de abril

El día 1 se celebrarán unas jornadas sobre márketing en el etiquetado de vinos y el 6 otra sobre prevención del mildiu

8 y 9 de abril

38 Feira do Viño de Amandi