Dos hermanos con raíces en Sober y un enólogo del Priorat firman el vino revelación del año
24 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.La familia crece en la Ribeira Sacra, aunque Sílice Viticultores prefiere ir por libre. Sin el sello de la denominación, pero con la impronta del lugar de origen. Su tinto Finca Lobeiras, una de las dos parcelas que embotellan por separado en Sober, recibió el Mágnum al vino revelación en la última edición de los premios del Instituto Galego do Viño. «Lo nuestro es volver a las viñas del abuelo, recuperar con otras miras la cultura tradicional del vino», dice Carlos Rodríguez.
Junto con su hermano Juan Manuel y el enólogo Fredi Torres, puso en marcha este proyecto en el año 2013. No fueron los únicos que asistieron a la gala de los Mágnum. También estaban allí los viticultores a los que compran la uva que se destina a los vinos de finca. Entre ellos Manuel Verao, propietario de la escarpada viña de Lobeiras, de la que procede el vino premiado. «A él le corresponde todo el mérito del premio, es el que trabaja el viñedo», apunta Fredi Torres. Para este enólogo, instalado también en Priorat y Montsant, no basta con elaborar grandes vinos de parcela. También hay que prestar atención a los vinos que define como «de sed». «Para mí el Sílice básico es muy importante. No solo hay que hacer vinos elitistas. Tenemos que preocuparnos también de los más sencillos, que son los más difíciles de hacer», señala.