Catorce años de intentos fallidos para liberar de vehículos el puente viejo

Luis Díaz
luis díaz MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

alberto lópez

Esperta Monforte dice que la negativa del pleno a apoyar la peatonalización fue un ejercicio de «hipocresía política»

19 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Esperta Monforte cree que la negativa del pleno a aprobar su propuesta de peatonalización del puente viejo supone un ejercicio de «hipocresía política». La hemeroteca le da la razón, aunque con matices. Fue el BNG, nada más acceder al gobierno municipal, el primero que planteó el cierre del paso de vehículos por ese monumento. La propuesta figuraba en el plan de reorganización del tráfico incluido en el programa con el que los nacionalistas ganaron las elecciones del 2003. Con la alcaldía en sus manos, comenzó a ver las cosas de otra manera y ese documento quedó arrinconado en un cajón.

Los socialistas, aliados del BNG en el gobierno que desalojó a Nazario Pin de la alcaldía, desempolvaron dos años después la posibilidad de peatonalizar el puente viejo. El actual alcalde, José Tomé, entonces concejal de Tráfico, manejaba un plan para modificar el tráfico en la calle Huertas. Alguien lo filtró antes de que pudiese ser expuesto a los comerciantes y el PP abanderó una campaña de protesta que cortó de raíz la iniciativa. La actual portavoz del grupo municipal del PP Julia Rodríguez, actuó de portavoz de los que se oponían al cierre al tráfico del puente viejo, en su primera incursión en el escenario político.

En el 2007 se produjo otro intento de proteger el puente monumental. El BNG tenía a su cargo la Consellería de Cultura en el bipartito de la Xunta y el gobierno municipal aprovechó esa sintonía política para mover ficha. Pretendía que se construyese un nuevo viaducto en la zona del Malecón para facilitar la peatonalización del puente medieval. La idea era sustituir la actual pasarela de madera que enlaza el Malecón con Santa Clara por un puente apto para el tráfico.

Solicitud a Cultura

María Xosé Vega, teniente de alcalde y diputada autonómica en aquella etapa, trasladó la propuesta a la consellería para que procediese a la redacción del proyecto, del que sin embargo no había más noticias. El BNG sostiene ahora que sin otras alternativas para el tráfico la peatonalización del puente viejo es inviable, exactamente la misma postura que defendió el PP en el último pleno para votar contra la propuesta de Esperta Monforte.

«Non hai que ver o peche ao tráfico que pedimos con medo, senón como unha oportunidade de futuro. Os cambios son necesarios para que a cidade progrese, hai que facer algo máis que asfaltar rúas», dice Andrés Gómez-Chao, uno de los representantes de Esperta Monforte que acudieron ayer al puente viejo para reiterar la llamada en favor de su peatonalización.

La portavoz municipal de este partido, Maribel García, se muestra crítica con la actitud del alcalde. «Se o plan especial propón que a ponte vella sexa peonil, non agardar á súa aprobación para facelo é unha forma de transmitir aos cidadáns que se lle dá importancia», señala. La moción fijaba un plazo de tres meses para llevar a cabo el cierre al tráfico, pero la portavoz de Esperta Monforte precisa que se trataba de un horizonte indicativo. «O que non podemos aceptar é o que pasa continuamente no pleno, que aproban mocións que logo son papel mollado».

En la rueda de prensa de Esperta Monforte participó también Alberto Álvarez, integrante de la candidatura de esta formación en las últimas municipales y propietario de un negocio en la calle Huertas, una de las que se verían afectadas por el corte al tráfico del puente viejo. Desde su punto de vista, las reticencias a la peatonalización desaparecerían en cuanto se llevase a cabo. «Hace año y medio los autocares daban la vuelta delante de las Casitas y hoy nadie lo aceptaría», dice este comerciante. La iniciativa rechazada por el pleno planteaba limitar el paso de vehículos por la calle Huertas a residentes, carga y descarga y usuarios del hotel Cardenal. Pasaría además a tener una calzada de plataforma única, al estilo de otras zonas del casco histórico cerradas al paso de vehículos.