Tres operaciones de compra y una ruina

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Se cumplen veinte años desde que la familia Gasset vendió el hotel balneario de A Ferrería

05 feb 2017 . Actualizado a las 21:10 h.

El balneario de O Incio era una de las paradas habituales de las visitas oficiales maratonianas que Manuel Fraga acostumbraba a hacer a las montañas del sur de Lugo cuando era presidente de la Xunta. La reactivación del hotel fue un empeño personal suyo en el que colaboró la Xunta y en la que llegaron a involucrarse sucesivamente tres empresas distintas. Ninguno de esos tres intentos llegó a ninguna parte. Las obras de rehabilitación del viejo hotel llevan dieciséis años paralizadas y ese edificio, la capilla y la fuente de aguas ferruginosas acumulan abandono. No parece haber ningún proyecto para resucitar las obras.

Este 2017 se cumplen veinte años desde que sus antiguos propietarios de la familia Gasset vendieron el hotel y el resto de las instalaciones que estaban vinculadas al viejo balneario. La propiedad incluía el manantial, el hotel situado en el pueblo de A Ferrería y su finca, y un terreno anexo de 1.200 hectáreas. El balneario había cerrado sus puertas en 1995, porque el negocio languidecía desde hacía tiempo y porque la instalación eléctrica se había quedado anticuada y ya no era segura.

El comprador era Alba Márketing, una empresa propiedad del empresario pontevedrés Aladino Barros. El edificio estaba en un estado razonablemente bueno, pero para sacar adelante el negocio hacía falta ampliar su capacidad y darle un lavado de cara. Así que el nuevo propietario encargó un proyecto técnico de rehabilitación que reveló que las obras costarían seiscientos millones de pesetas.

Solo gastó el 20%

Las obras empezaron, pero según desvelaría unos años después el entonces alcalde de O Incio, Ángel Camino, Alba Márketing solo llegó a invertir el 20% de lo que tenía previsto, lo que equivale a unos 120 millones de pesetas. Pero en 1999 las obras ya se habían ralentizado por «dificultades económicas» de la promotora. Un pequeño accidente que provocó un derrumbe parcial dentro del edificio en obras le dio la puntilla al proyecto. Tres años después Aladino Barros le pasaría el testigo del proyecto a la empresa Isolux que unos meses después lo abandona para pasárselo a Xardín das Burgas, una firma ourensana que en aquel momento también tenía planes para abrir un balneario urbano en el centro de Ourense. Ellos son los últimos dueños conocidos del balneario de O Incio.

Los vecinos no han visto moverse una piedra en la zona de obras desde hace años. Hace tiempo también que la Xunta y el Ayuntamiento de O Incio guardan silencio sobre un proyecto que en tiempos había recibido un importante respaldo público.