Candaz, el antiguo castro que emergió de las aguas

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

GALICIA

ROI FERNÁNDEZ

La bajada de nivel del embalse del Miño deja al descubierto el antiguo poblado

14 ene 2017 . Actualizado a las 21:49 h.

El mayor embalse del río Miño está bajo mínimos. Belesar acumula en estos momentos 173 hectómetros cúbicos, solo la cuarta parte de lo que es capaz de retener. El nivel empezó a bajar en junio y ya no ha dejado de hacerlo, en un proceso que se aceleró a finales del verano. En octubre perdía la cota del 50% y desde el mes de noviembre ronda el 25%, suficiente para dejar a la vista ruinas de aldeas y viñedos en la que hasta hace cincuenta años era la zona agrícola más rica de los siete municipios tocados por este embalse en las comarcas de Chantada y Lugo. Uno de los parajes más emblemáticos de los que han quedado a la vista por la sequía es Castro Candaz, un promontorio habitualmente sumergido que amontona mucha historia en relativamente poco espacio.

El topónimo deja claro que Castro Candaz fue originariamente un poblado castreño, aunque sus restos no han sido nunca excavados. Sobre sus ruinas fue construido en la Edad Media un castillo o una casa fuerte en la que según el profesor e historiador Manuel Formoso Lamas tuvo su residencia la saga hidalga de los Taboada.

Ni un metro libre

Ni del castro ni del castillo quedan apenas rastros visibles. Eso sí, probablemente la piedra de aquellas construcciones fuese aprovechada en su momento para cimentar los bancales con los que los lugareños sembraron de viñas este tramo de la ribera del Miño. Antes de los embalses no quedaba en esa zona ni un metro cuadrado sin cultivar. Medio siglo después, las terrazas siguen curiosamente en pie, igual que la traza de las pequeñas bodegas de piedra que salpicaban las viñas y que fueron parcialmente derruidas antes del llenado del embalse.

Castro Candaz se encuentra en la desembocadura del río Enviande en el Miño, exactamente el punto en el que confluyen los municipios de Chantada y Taboada. Al otro lado del Miño está O Saviñao, ya en la comarca de Lemos. Su península montañosa permanece sumergida la mayor parte del tiempo, y solo emerge las semanas más secas de los años en los que llueve menos.

Con el actual nivel de llenado, el castro aparece a la vista como una isla. El agua tendría que bajar todavía un poco más para que se pueda llegar a él caminando por el estrecho istmo que lo unía a tierra, el único acceso posible. Los arqueólogos que pudieron visitar la zona las raras ocasiones en las que queda completamente al descubierto constataron que ese acceso debió estar protegido en su día por plataformas construidas en tres niveles distintos. De todas formas, la construcción de los viñedos alteró tanto la zona que hay que tener ojos entrenados para distinguir estos restos.

Los historiadores tuvieron hace cinco años una ocasión excepcional para visitar Castro Candaz. Unas obras en la central hidroeléctrica de Belesar obligaron a Gas Natural Fenosa a mantener el embalse prácticamente vacío durante meses entre el 2011 y el 2012.