El día que los vecinos le prendieron fuego al Ayuntamiento de Carballedo

La Voz

LEMOS

. j. casanova

Se cumplen 25 años de los graves incidentes provocados por el cambio de la capitalidad municipal entre Castro y A BArrela

28 oct 2016 . Actualizado a las 22:05 h.

«Vecinos de Carballedo dan una paliza a los concejales e incendian el ayuntamiento». Así titulaba en portada La Voz de Galicia la noticia sobre los graves incidentes ocurridos el 28 de octubre de 1991 en este municipio. El detonante de aquel estallido de ira fue la decisión del Ayuntamiento de cambiar la sede de la capitalidad municipal del pueblo de Castro al de A Barrela.

Las protestas de los vecinos de Castro no habían conseguido ablandar al gobierno municipal y aquella tarde un centenar de ellos se desplazaron a Lugo. La Diputación celebraba un pleno que incluía una votación sobre la propuesta de este Ayuntamiento de establecer la capitalidad en A Barrela. Cuando la propuesta fue aprobada con los votos del PP, los vecinos interrumpieron el pleno con abucheos e insultos. Los vigilantes de seguridad los desalojaron y ellos decidieron volver a Carballedo.

Llegaron poco después de las ocho de la tarde y se fueron directamente a la casa consistorial. Allí también se estaba celebrando un pleno -el primero en veinte meses-, así que concejales y alcalde estaban reunidos en el edificio. Los vecinos entraron en tromba en el minúsculo salón de sesiones. El periodista de La Voz de Galicia Jorge Casanova estaba cubriendo el pleno y describía así lo sucedido en la crónica publicada al día siguiente en el periódico. «Un ambiente de tensión empezaba a notarse en la habitación. De repente, un enorme estruendo procedente de la puerta trasera de las oficinas interrumpió el debate.

Un individuo que, a modo de ujier se encargada de llevar agua a los concejales, se volvió y ante él apareció un vecino que había destrozado la puerta con una silla metálica. Ambos empezaron a forcejear. El recién llegado tardó menos de dos segundos en desembarazarse del ujier, al que empezó a golpear con saña.

A partir de ese momento, la habitación se convirtió en una batalla campal. Los vecinos que se habían colocado frente a la corporación se lanzaron contra los concejales del Partido Popular, que apenas podían defenderse de la lluvia de golpes que les caía encima. Cada concejal que se levantaba de su silla dejaba libre un arma que era enarbolada por alguien para agredir a otro».

Las iras de los asaltantes se dirigían sobre todo hacia el alcalde, Julio Yebra. En los primeros instantes, su contrincante y feroz opositor al traslado de la capitalidad , el portavoz municipal del PSOE Orestes Suárez (fallecido en el 2006) trató de protegerlo y consiguió librarlo de los más agresivos. Enseguida, el alcalde y la mayor parte de los concejales escaparon y buscaron refugio en el cercano cuartel de la Guardia Civil.

Con los concejales fuera, los vecinos que participaron en el asalto destrozaron a golpes el mobiliario y los cristales de la casa consistorial. A eso de las nueve de la noche, empezaría el incendio. El fuego destruyó todo el mobiliario y el interior de las oficinas.

La única sangre

A pesar de la crudeza de lo ocurrido, no se produjeron heridos de consideración. «La única sangre que se vio aquel día fue la de Orestes Suárez, al que le saltó a la cabeza un trozo de un cenicero de cristal que alguien tiró al suelo», recuerda Jorge Casanova.

Aquellos incidentes tendrían consecuencias. La Guardia Civil detuvo entre la una y las siete de aquella madrugada a ocho sospechosos de haber participado en el asalto y las agresiones. Años después llegarían juicio y condenas y algunos de los procesados incluso tuvieron que pasar por la cárcel. Veinticinco años después, la vieja casa consistorial de castro está vacía. La sede del Ayuntamiento está en A Barrela y el alcalde sigue siendo Julio Yebra.