El estiaje y la rotura de la presa asfixian la laguna de A Pinguela

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Lleva semanas incomunicada del resto del río Cabe y ya no recibe agua

18 jul 2016 . Actualizado a las 07:54 h.

La laguna de A Pinguela ya no recibe agua del río Cabe. Este espacio húmedo creado artificialmente hace aproximadamente medio siglo por la extracción de grava para obras lleva semanas aislado del resto del río a causa de la falta de lluvia propia del verano y de la rotura de la presa de A Pinguela. Vecinos que frecuentan esta zona temen que a medida que avance el estiaje, el volumen de agua almacenado en la laguna baje tanto que provoque una mortandad masiva de la fauna acuática que ha quedado aislada allí.

«Na lagoa habitan desde hai moitos anos especies foráneas de peixes como as percas, tamén algunhas tartarugas, barbos pequeniños e algunhas troitas», explica Xan Antón Rodríguez, uno de los vecinos preocupado por lo que pueda pasar en la laguna este verano, el primero después de la rotura de la presa durante una crecida a finales de febrero. Al parecer, ese espacio húmedo, situado en un meandro del tramo urbano del Cabe y comunicado con el río por un canal que en estos momentos está seco, es también zona de cría habitual de aves como el martín pescador o la pipa de agua.

La profundidad habitual de la laguna, que alcanza los dos metros y medio en algunas zonas, se ha reducido notablemente desde esta primavera. La presa dejaba pasar solo una parte del caudal del Cabe y formaba un pequeño embalse que mantenía el río en esta zona a una altura que ahora ya no alcanza. El calor está evaporando el agua que retiene la laguna y la falta de lluvia impide que lleguen aportes nuevos desde el río. La falta de caudal y el calor pueden asfixiar la fauna piscícola de la laguna. 

Está enlodada

El agua que queda en este espacio ahora aislado del río ya presenta en estos momentos un aspecto inusualmente enlodado. El cauce por el que le llegaban los aportes del río está seco casi por completo. Solo queda agua en una charca de poco más de diez metros de longitud a medio camino entre la laguna y el tramo del río que pasa por la pasarela de A Pinguela. En todo caso, los vecinos no han detectado por el momento mortandad de peces o anfibios.

La situación de la laguna se podría revertir mediante la reconstrucción del tramo de la presa que se llevaron las crecidas de febrero, con el desvío de agua desde el tramo del río que discurre más cerca o mediante cualquier otra solución técnica que le aporte caudal.