Los duros tiempos de la posguerra salen a la luz en Repil

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

El estudio del escenario de un choque armado en 1949 recupera unos singulares vestigios históricos

12 jul 2016 . Actualizado a las 12:29 h.

El proyecto arqueológico que promueve este verano la asociación vecinal María Castaña -de la parroquia de Cereixa, en A Pobra do Brollón- está sacando a la luz recuerdos olvidados de los tiempos de la posguerra en el lugar de Repil, en el límite con el vecino municipio de Monforte. El equipo que dirige el arqueólogo Xurxo Ayán lleva varias semanas estudiando las ruinas de la casa que fue escenario en 1949 de un sangriento choque entre un grupo de guerrilleros antifranquistas y la Guardia Civil, y en esta labor emergiendo también singulares testimonios de la época inmediatamente posterior.

Los resultados de esta intervención se están difundiendo en una página web dedicada a la arqueología de la Guerra Civil a medida que se lleva a cabo la investigación. Los arqueólogos pudieron exhumar numerosos materiales de la década de los cincuenta, un período en el que la familia propietaria de la casa volvió a habitarla por un tiempo después de pasar varios años en la cárcel. En esa época, la vivienda experimentó varias reformas constructivas análogas a las que por entonces se llevaron a cabo en muchas otras casas campesinas gallegas y que han quedado fosilizadas en las ruinas.

Piso de tierra batida

Los investigadores señalan que la casa era una típica vivienda de una familia humilde del medio rural gallego de la posguerra. Las personas convivían bajo el mismo techo con los animales, en estancias separadas. La parte noble de la construcción era un salón comedor que -como sucedía en muchas viviendas de entonces- tenía un piso batida. Así se encontraba cuando el grupo guerrillero se instaló en la vivienda a finales de los cuarenta.

En la época en la que la familia volvió a la casa -apunta Xurxo Ayán- «la arquitectura vernácula empieza a cambiar» y «los campesinos emulan los modelos urbanos, asumiendo nuevos patrones de organización del espacio doméstico». En la vivienda de Repil, esto se nota en el uso de tejas procedentes de la antigua fábrica monfortina El Castelo, que reemplazan a las losas de pizarra como cubierta. También se introduce el ladrillo, hasta entonces de uso solo ornamental, que utilizó para construir una pared medianera que dividió el interior de la casa en un salón y una habitación contigua.

Plaqueta hidráulica

Al mismo tiempo el viejo piso de tierra batida fue cubierto con un pavimento de plaqueta hidráulica de un tipo que -según confirmaron los investigadores por testimonios orales- fue de uso común en edificios nuevos de Monforte datados en 1946 y 1947 y que se fabricaban en los talleres de la empresa Construcciones Cadórniga. Un vecino que colabora en la investigación señaló que recordaba haber visto esa clase de plaqueta en un centro de Acción Católica que se habilitó por entonces en la antigua casa rectoral de Cereixa.

Ayán considera a este respecto que las plaquetas de Repil constituyen «toda una metáfora de la paradójica relación del régimen franquista en los años 50 con respecto a la tradición y la modernidad». A este respecto apunta que «por un lado, este material remitía al progreso, a conceptos como la higiene y la urbanidad, que comenzaban a entrar en las viviendas campesinas, como la luz eléctrica». Pero por otro lado -añade- «la plaqueta servía para ornamentar edificios que condensaban el ideal nacionalcatólico, la vertiente más tradicionalista de un régimen que poco después entraría en el desarrollismo».

Los casa en la que se refugiaron los guerrilleros sufrió unos cambios típicos de la época