Una bodega del siglo XVII en activo

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Casa Moreiras elabora sus vinos en Ribeira Sacra en una construcción familiar que data del año 1692

23 may 2016 . Actualizado a las 23:25 h.

No es raro tropezar con bodegas centenarias en la Ribeira Sacra. Incluso se pueden encontrar verdaderos monumentos, por sus dimensiones y tipología constructiva. Más difícil es dar con alguna que mantenga la actividad para la que fue edificada. Trabas de todo tipo, principalmente económicas, condicionan los posibles proyectos de rehabilitación. Pero siempre hay excepciones. La más llamativa se sitúa en San Martiño de Siós, zona de vocación vitícola del municipio de Pantón que forma parte del mapa actual de la denominación de origen. Una inscripción tallada en la piedra a la entrada de Casa Moreiras, bodega perteneciente a esa subzona de Ribeira Sacra, informa de su construcción en el año 1692.

También se lee en la inscripción el nombre del fundador, Pedro Rodríguez del Barrio y Buján, natural de Pombeiro, otra parroquia ribereña de Pantón. La cruz que se conserva sobre el dintel estaría relacionada, según sus actuales propietarios, con la conversión al sacerdocio del promotor de la edificación. La bodega de San Martiño de Siós ha estado desde su creación en manos de distintas ramas de una misma familia. Con la salvedad de los años posteriores a la guerra civil, siempre se elaboró vino en ella y mayoritariamente con vistas a su comercialización.

La propiedad fue heredada por el padre de su actual titular, Juan Vázquez, que puso en marcha de nuevo la bodega hace veinticinco años dentro de la incipiente denominación de origen. «En la casa de Siós siempre se hizo vino. Un antepasado militar, al que destinaron a Cuba antes de su independencia, llegó a comercializarlo allí. Después de la guerra civil española quedó cerrada, pero a mi padre le encantaba la viña y puso a andar todo de nuevo», explica el bodeguero que ha recogido el testigo familiar.

Acero en vez de madera

Los viejos toneles de madera sirven hoy de decoración, sustituidos por modernos depósitos de acero inoxidable. La estructura de la bodega, sin embargo, se mantiene sin grandes alteraciones. Hay un primer nivel donde antaño se depositaban las uvas, y una cava excavada en la ladera. «La parte antigua estará a unos cinco metros bajo tierra, el contraste de temperatura se nota nada más entrar, dice Juan Vázquez.

Los propietarios no tienen constancia de la existencia de ninguna otra bodega en Galicia que esté en funcionamiento y que luzca una referencia sobre su construcción similar a la que luce en su dintel. Posiblemente la el Palacio de Fefiñanes, en Cambados, sea una de las únicas en activo que puede rivalizar en antigüedad con Casa Moreiras.

«En la parroquia de Siós hay otras bodegas muy antiguas, pero están sin restaurar», apunta Juan Vázquez.

En San Martiño, cerca de Siós, se conserva la bodega histórica de mayor tamaño de la Ribeira Sacra. Perteneció a un antiguo convento dominico del siglo XVI y parece que es obra del mismo autor del claustro renacentista del monasterio de Samos y del puente viejo de Monforte. El bodeguero de Rías Baixas Rodrigo Méndez sondeó su posible recuperación para un proyecto en el que también estaba implicado el enólogo leonés Raúl Pérez. No llegaron, finalmente, a un acuerdo con los propietarios de la edificación.

También hubo algún intento similar con la bodega excavada en el interior del monte de Piñeira, en las inmediaciones de Monforte. Se trata de otra construcción abovedada, de grandes dimensiones. En este caso, por el contrario, no existe constancia documental sobre su fecha de construcción, que los expertos sitúan en los siglos XV o XVI.

La referencia más antigua al viñedo en la Ribeira Sacra es de un monasterio de Pantón

A lo largo de los siglos XII y XIII, se produce en Galicia una fuerte expansión de los cultivos agrarios. Este desarrollo afecta de forma especial a la viticultura y está estrechamente ligado a las órdenes monásticas, con una fuerte presencia en las tierras de Pantón. Al margen de las leyendas, la mención más antigua al cultivo del viñedo en la Ribeira Sacra se sitúa en ese municipio. Aparece en el acta del fundación del monasterio de Santo Estevo de Atán, fechado en el año 816.

«El poner de viña el  monte es una condición frecuente exigida al forero para hacer efectivo el dominio útil de los bienes integrados por los diferentes monasterios, dice el investigador José Antonio López Sabatel, en referencia al proceso de transformación del paisaje agrario que llegaría a su apogeo en los siglos XIV y XV.

El cultivo del viñedo adquirió gran protagonismo en ese período en la Ribeira Sacra. La crisis demográfica de la segunda mitad del siglo XIV propiciaría una fuerte caída de precios del cereal. La viña, por el contrario, mantuvo su rentabilidad y se convirtió en una inversión provechosa para los dueños de la tierra. «El vino resistiría mejor que los cereales la depresión de los precios», apunta López Sabatel. Más que al autoconsumo, la producción atendía «a las necesidades de un comercio exterior que fluye a través de ciudades como la cercana Ourense».

Catastro de Ensenada

Frente a la paulatina reducción de la superficie vitícola en el conjunto de la Ribeira Sacra, el catastro del Marqués de la Ensenada pone de relieve que a mediados del siglo XVIII el cultivo del viñedo se mantenía estable en todas las parroquias productoras del municipio de Pantón.