Monforte da su nombre al fondo de la cueva más profunda de Galicia

Francisco Albo
francisco albo QUIROGA / LA VOZ

LEMOS

El club espeleológico Val da Néboa rememoró un descenso realizado en 1991 a la sima de Aradelas, en O Courel

20 feb 2016 . Actualizado a las 20:44 h.

El club de espeleología Val da Néboa -ahora domiciliado en Sober- conmemoró recientemente el descenso que hicieron hace veinticinco años varios miembros de esta asociación al fondo de la cueva de Aradelas, en la sierra de O Courel, considerada como la más profunda de Galicia. En aquella ocasión se alcanzó un récord de profundidad de 142 metros que no ha sido superado desde entonces en el territorio gallego. Los espeleólogos hicieron en esa ocasión el primer croquis topográfico de esta parte de la sima, a la que dieron el nombre de Sala Monforte, ya que el club estaba asentado en esa época en este municipio.

Al cabo de un cuarto de siglo, varios miembros del colectivo repitieron aquel descenso, que se llevó a cabo en enero de 1991 y que no resultó nada fácil. Antonio Madrid, uno de los espeleólogos del grupo que tomaron parte en ambas bajadas, señala que para acceder a la Sala Monforte hubo que desobstruir un estrecho paso que estaba cerrado por un bloque de roca desprendido de las paredes y el trabajo requirió varios fines de semana.

Cuando se localizó este paso, la entrada se reducía a un pequeño agujero por que el llegaba el sonido del agua precipitándose hacia una zona más baja. Los espeleólogos lanzaron algunas piedras por este orificio para tantear la profundidad y decidieron agrandar el paso para ver lo que podía haber más abajo. En un primer intento se utilizaron mazas, cinceles y cortafríos para romper la roca, pero al cabo de siete horas de trabajo por turnos no se consiguió desobstruir el paso.

Nuevos intentos

Al día siguiente, según explica Antonio Madrid, un pinchazo en una rueda del coche que usaron para llegar hasta la zona le dio a los espeleólogos la idea de utilizar el gato del automóvil para levantar las rocas, pero el instrumento no tenía la robustez requerida y se deformó al hacer fuerza, por lo que este nuevo intento también fracasó.

Los espeleólogos volvieron a la carga un par de semanas después -era el 27 de enero- con un nuevo equipo en el que figuraba un gato hidráulico de camión con capacidad para cinco toneladas. Para asentar bien el instrumento se practicaron unos rebajes en la roca con mazas y cinceles. «Una vez bien colocado, bastaron un par de bombeos en el gato para que el bloque crujiese y se desprendiese del suelo», apunta Madrid. Después ya solo hubo que retirar un par de piedras y recorrer una gatera ascendente de unos tres metros de longitud hasta llegar a una repisa que se abre sobre una cavidad de dimensiones considerables. Es la llamada Sala Monforte.

Según los espeleólogos, la sala tiene una base de forma circular, con el suelo en pendiente. En su parte baja se forma una laguna con un perfil irregular de media luna, con una superficie aproximada de cuatro por siete metros y una profundidad media de un metro..

Una marca modesta comparada con otras zonas, pero difícil de batir en el noroeste

Los 142 metros registrados hasta ahora en Aradelas parecen un récord modesto en comparación con otras cavidades cársticas de la Península Ibérica y de otras partes del mundo. Es una marca que queda muy lejos de las de lugares como la Torca del Cerro del Cuevón, en los Picos de Europa -en el municipio asturiano de Cabrales-, una sima que llega hasta los 1.589 metros por debajo de la superficie. Pero en opinión de Antonio Madrid, no es probable que en Galicia se lleguen a alcanzar profundidades mucho mayores que la de Aradelas. «La potencia de los estratos calizos en esta parte de la península no es muy grande y es difícil que se pueda llegar mucho más abajo», señala.

No obstante, los miembros del club Val da Néboa no descartan la posibilidad de que en la sima de O Courel aparezcan pasos que puedan conducir a zonas más profundas. También es posible que en alguna otra parte de Galicia se descubra una sima aún más honda, pero por el momento el récord sigue donde quedó marcado en 1991.

En 1986 se alcanzó un récord de 128 metros que cinco años después pasó a 142

Los primeros trabajos de instalación de equipos de descenso y de levantamiento de la topografía de la cavidad fueron realizados en 1986 por miembros del club espeleológico vigués Aradelas. Los miembros de este colectivo alcanzaron entonces una cota de 128 metros bajo la superficie del suelo, una marca que rompió el récord gallego. Este punto se localiza en el llamado Pozo del Buzón, una pequeña galería en la que en principio no se hallaron vías para llegar más abajo.

La cota de la profundidad máxima alcanzada en las cuevas gallegas se mantuvo en este punto hasta cinco años después, cuando los espeleólogos del grupo Val da Néboa descubrieron un pequeño paso situado sobre un sifón que se encuentra en esta misma cavidad. De esta manera accedieron a una galería corta, sinuosa y de pequeño tamaño por la que se podía seguir avanzando a condición de desobstruir algunos bloques de piedra que cerraban el paso. Esta otra cavidad, de unos seis metros de longitud, se convierte en algunos tramos en una gatera que no supera los cincuenta centímetros de anchura.

Los espeleólogos dieron a esta sección -en la que hay una pequeña laguna o «bañera»- el nombre de Paso Decisivo. A la altura del nivel del agua de esta laguna se descubrió un rebosadero o desagüe donde circulaba el agua y por el era posible seguir avanzando. Seguiendo este nuevo paso, que baja en forma de tobogán, llegaron a la zona en la que se encuentra la entrada -entonces bloqueada- a la Sala Monforte. Debido al largo tiempo que los exploradores pasaron allí intentando repetidamente abrir el paso obstruido hacia la zona más profunda, esta parte de la cavidad recibió la denominación de Sala de la Espera.