Tras las huellas de la gran extinción paleolítica en el sur lucense 

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

Un importante hallazgo de ámbito europeo incrementa el interés de los yacimientos de la zona 

17 feb 2016 . Actualizado a las 22:13 h.

Los yacimientos del sur lucense pueden tener una relación muy directa con uno de los más importantes descubrimientos realizados en los últimos años sobre el Paleolítico europeo. El hallazgo fue divulgado recientemente en la revista Current Biology por un equipo internacional de científicos encabezado por el alemán Johannes Krause. Según estos investigadores, los antiguos pobladores paleolíticos de Europa se extinguieron durante el Último Máximo Glacial -la época más fría de la última glaciación, hace entre 26.500 y 19.000 años- y fueron sustituidos después por otros grupos humanos de origen aún desconocido, procedentes quizá del Oriente Medio o de alguna zona de refugio del extremo suroeste del continenente.

El estudio se basó en el análisis genético de 35 fósiles humanos pertenecientes a individuos que vivieron en diversas zonas de Europa -Francia, Bélgica, Alemania, República Checa, Italia y Rumanía- en un período comprendido entre hace 35.000 y 7.000 años. Los investigadores suponen que el reemplazo de unas poblaciones por otras se produjo hace unos 14.500 años, una vez pasado el período de frío más extremo de glaciación.

Esta investigación añade un gran interés a los yacimientos que están siendo estudiados en el sur de la provincia, ya que contienen vestigios importantes de todos estos períodos. En Cova Eirós -Triacastela- y Valdavara -Becerreá- hay rastros arqueológicos de los poblamientos paleolíticos anteriores y posteriores al Último Máximo Glacial. En Monforte se halla el único yacimiento gallego conocido hasta ahora que se encuadra exactamente en esa etapa climática. Por otro lado, en la Cova do Uro -en la sierra de O Courel- se descubrieron restos humanos de hace 9.000 años, que están siendo sometidos a un análisis genético. Los investigadores suponen que el referido proceso de extinción y sustitución de los grupos humanos que se ha registrado en otras partes de Europa se dio también en esta zona y por lo tanto este nuevo hallazgo ayudará a entender mejor la evolución de las antiguas poblaciones del noroeste ibérico en relación con los cambios climáticos.

Sospechas confirmadas

Arturo de Lombera, codirector de los trabajos de campo en los yacimientos de Monforte y Triacastela, señala que el descubrimiento del equipo dirigido por Johannes Krause es algo que se sospechaba desde hacía tiempo, debido a las grandes diferencias detectadas en la tecnología de las diferentes épocas del Paleolítico. «Esas suposiciones que se basaban únicamente en el registro arqueológico se han confirmado ahora con datos genéticos fiables, gracias a los grandes avances que se han realizado en los últimos años en el análisis del ADN antiguo», explica.

De Lombera señala por otro lado que la montaña lucense ofrece un especial interés para estudiar cómo afectaron los cambios climáticos a los grupos humanos del Paleolítico. «Las zonas montañosas tienen un clima más riguroso que el litoral y se ven más afectadas por estos cambios, por lo que pueden reflejar muy bien los avances y los retrocesos que sufrieron las poblaciones de cazadores-recolectores a causa de las transformaciones climáticas y ambientales», apunta.

Los yacimientos lucenses, indica asimismo el arqueólogo, son los únicos de Galicia en los que se pueden realizar este tipo de investigaciones. «Por una parte aquí tenemos rastros arqueológicos de épocas muy distintas, de antes y después del Último Máximo Glacial, y por otra parte las cuevas calizas de la zona pueden conservar restos humanos muy antiguos, como se ha visto en Cova Eirós y Valdavara», indica. Estas circunstancias se dan también en los yacimientos de la Cornisa Cantábrica, pero en Galicia no hay por ahora otra zona que las comparta.

Poblaciones de antes, durante y después de los fríos extremos

Estos son los períodos culturales de antes, durante y después del Último Máximo Glacial que están registrados en los yacimientos del sur lucense

Auriñaciense. En Cova Eirós se descubrieron industrias de este período, de unos 30.000 años. Corresponden a las poblaciones de Homo sapiens que colonizaron Europa tras la extinción de los neandertales. En este período el clima era frío, pero mucho menos de lo que sería más adelante.

Gravetiense. También en Cova Eirós hay huellas de esta cultura, de hace 26.000 años. El clima se había vuelto más frío, pero no impedía aún que los humanos viviesen en esta zona, a más de setecientos metros de altura y muy cerca del límite de los glaciares.

Solutrense. El único yacimiento gallego de esta etapa se halla en el monte de Valverde, en Monforte. Se le atribuye una antigüedad de unos 20.000 años y se encuadra en la época más fría de la glaciación, cuando gran parte de Europa quedó deshabitada.

Magdaleniense. Tanto en Cova Eirós como en la cueva de Valdavara se descubrieron rastros de este período, de hace unos 17.000 años. El clima se ha vuelto más cálido y húmedo y los Homo sapiens vuelven a ocupar territorios que habían permanecido desiertos durante miles de años.

Mesolítico. A esta etapa pertenecen los restos humanos hallados en la Cova do Uro, en la sierra de O Courel, con una antigüedad de en torno a 9.000 años. La glaciación ya quedó atrás y en las montañas lucenses se asientan nuevos grupos humanos que, según todos los indicios, no son descendientes genéticos de las poblaciones europeas más antiguas.