O Saviñao recupera su patrimonio perdido

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

<span lang= es-es >San Miguel de Portotide</span>. Esta iglesia, mencionada ya en un documento del año 976, se hallaba en una zona anegada por el embalse de Os Peares y estuvo abierta al culto hasta entonces.
San Miguel de Portotide. Esta iglesia, mencionada ya en un documento del año 976, se hallaba en una zona anegada por el embalse de Os Peares y estuvo abierta al culto hasta entonces. r. f.< / span>

Una asociación de vecinos reúne documentación sobre edificios desaparecidos de origen medieval

31 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Basándose en documentos históricos reunidos durante años por el antiguo alcalde Enrique Pérez Losada, la Asociación Veciñal do Saviñao elaboró un inventario de edificaciones religiosas que existieron en las parroquias ribereñas del municipio antes de la Edad Moderna. En buena parte, estas construcciones siguen existiendo en la actualidad, como es el caso de las iglesias románicas de Santo Estevo de Ribas de Miño, San Paio de Diomondi o San Martiño da Cova, que forman una parte destacada del patrimonio monumental de la Ribeira Sacra. Pero en muchos casos desaparecieron en diversas épocas y por diferentes motivos. La lista preparada por el colectivo menciona 35 edificios. De ellos, veinticuatro han desaparecido en mayor o menor medida.

En ciertos casos, de estos edificios perdidos todavía quedan algunos restos reconocibles en el paisaje. Otros desaparecieron por completo y su existencia solo se conoce gracias a los antiguos documentos, a las huellas que dejaron en la toponimia o en la tradición oral. Las épocas y las causas de su pérdida son muy variadas. Algunos ya fueron abandonados y cayeron en la ruina en la Edad Media y otros sobrevivieron en mejor o peor estado hasta el siglo pasado. No todos tuvieron la misma importancia, ya que algunos no pasaron de sencillas capillas rurales y otros fueron monasterios que estuvieron habitados durante siglos.

Valor histórico

En todo caso, la asociación vecinal considera que todos ellos forman parte del patrimonio histórico del municipio y que incluso los que no han dejado un rastro actualmente visible prueban la importancia que tuvo este territorio en el pasado la actividad religiosa y monástica. Esta documentación fue elaborada -según los responsables- con la intención de entregársela a la comisión de seguimiento de la candidatura de la Ribeira Sacra a patrimonio de la humanidad «para que sirva de aportación na consecución da desexada figura de interese cultural».

La documentación reunida por Enrique Pérez y la asociación vecinal indica con detalle las distintas épocas en las que se fueron perdiendo algunas de estas construcciones. Uno de los casos más antiguos es el de la iglesia de San Pedro de Corvasia, en la parroquia de Rosende, que aparece mencionada en un testamento del obispo Odoario del año 747 y que debió de quedar derruida ya a finales de la Edad Media.

Mucho más tardía fue la desaparición de otras edificaciones cuyos orígenes se remontaban también a la Alta Edad media, como es el caso de la iglesia de San Pedro de Besteiros, ubicada en el territorio de la parroquia de Diomondi, que se menciona al parecer en un documento del año 954. Este templo estaba en estado ruinoso en el siglo XVIII y hoy solo quedan al descubierto los restos de su planta y algunas tumbas de su cementerio. En la misma época se perdió la iglesia de San Mamede de Buxán, perteneciente a la misma parroquia. El obispo de Lugo Juan Sáenz de Buruaga ordenó demolerla en 1764, en vista del lamentable estado en que se hallaba por entonces.

Otra iglesia de gran antigüedad fue de la San Xiao, situada en la parroquia de Mourelos, que según los testimonios que quedan de ella era de origen prerrománico y poseía un arco triunfal de estilo mozárabe. Fue derribada hace menos de un siglo, en 1925, y se encontraba a un centenar de metros de la actual iglesia parroquial, que aprovechó algunos de sus restos, entre ellos una pila bautismal. Más reciente es la desaparición de la iglesia de San Miguel de Portotide, que todavía se utilizaba para los oficios religiosos a finales de los años cincuenta, cuando fue anegada por las aguas del embalse de Os Peares. Las reliquias que se conservaban en este viejo templo fueron trasladadas por entonces a una capilla situada en el lugar de O Mato.