El viñedo se revaloriza en Ribeira Sacra por el freno a las plantaciones

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ROI FERNANDEZ

El presidente del consejo regulador cree que la limitación será positiva

09 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La nueva organización europea de mercados protege a las denominaciones de origen de los efectos sobre la rentabilidad del cultivo que se derivarían de un aumento indiscriminado de la superficie vitícola. En Ribeira Sacra, las dificultades orográficas y la gran fragmentación de la propiedad actuaron hasta ahora como elementos disuasorios. No parece que los límites a la plantación de viñedo que entrarán en vigor el 1 de enero vayan a causar grandes problemas en este territorio. La supresión de los derechos de plantación, principal novedad del nuevo reglamento comunitario, llega cuando las principales bodegas dan por finalizados sus planes de expansión.

«La época de las plantaciones se acabó. Ni por asomo se ampliará superficie, salvo cosas puntuales. Las mayores bodegas, e incluso algunas de las medianas, ya se hicieron en estos años con el viñedo que necesitaban», opina un enólogo. A la vista de los datos del consejo regulador, el reto de Ribeira Sacra pasaría más bien por evitar la desaparición del viñedo disponible.

Pese a las plantaciones que llevaron a cabo en los últimos años bodegas como Rectoral de Amandi, Abadía da Cova, Ponte da Boga o Regina Viarum, la superficie de viñedo inscrita en la denominación de origen se mantiene estable. Incluso se reduce ligeramente con respecto a la campaña del 2010. Las más de doscientas hectáreas que se crearon en los últimos años sirvieron en realidad para compensar el abandono de una superficie vitícola equivalente.

Un «colchón» productivo

El presidente de la denominación de origen, José Manuel Rodríguez, cree que la nueva reglamentación aprobada por Bruselas será beneficiosa para la zona. Por un lado, destaca la revalorización del viñedo actual que supone el freno a los derechos de plantación. «O que queira facer cousas en Ribeira Saca terá que contar co que xa está dentro», señala. Rodríguez también destaca, por otra parte, la existencia de un «colchón» en la superficie disponible por si fuera preciso incrementar la producción de uva.

Las cifras de Ribeira Sacra son reveladores. Tomando como referencia la campaña del 2014, última de la que se publicaron datos oficiales, la superficie de viñedo acogida a la denominación de origen es de 1.258 hectáreas. A partir de la carga máxima autorizada para las variedades tintas, de 9.500 kilos por hectárea (en las blancas en de 12.000 kilos) la producción rondaría un buen año los doce millones de kilos de uva. En una cosecha excepcional como la que está a punto de finalizar, y en un contexto de demanda de uva por parte de las bodegas, se van a alcanzar sin embargo poco más seis millones de kilos.

La razón de ese desajuste no es, ni mucho menos, que las viñas produzcan solo la mitad del tope que marca el consejo regulador. El verdadero motivo parece radicar en que, en un porcentaje significativo de los viñedos acogidos a la denominación de origen, la uva no se incorpora al mercado por falta de demanda entre otras razones.

Poca información sobre uno cambio que está a la vuelta de la esquina

A la espera del decreto de la Xunta que adaptará las directrices de Bruselas al viñedo gallego, la mayor parte de los bodegueros y viticultores consultados afirman desconocer el alcance de la nueva reglamentación. Se sabe que desaparecen los derechos de plantación, pero muy poco más. Ni siquiera los técnicos se ponen de acuerdo sobre la repercusión real de la nueva normativa comunitaria. La principal incógnita, al menos en Ribeira Sacra, es si el cupo de viñedo que se podrá incorporar cada año a la denominación de origen afecta solo a las nuevas plantaciones, o si por el contrario se refiere a cualquier tipo de alta.