Las limitaciones no serán homogéneas dentro de las 61 parroquias
04 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Ni el mapa entregado esta semana a los alcaldes es la versión definitiva, ni está claro qué intensidad de protección se aplicará a la parte de la Ribeira Sacra que el Valedor do Pobo propone declarar bien de interés cultural (BIC). En el consorcio de turismo insisten en que el la delimitación que se acaba de hacer pública es solo una propuesta sobre la que trabajar.
El único dato que les quedó claro a los alcaldes y a los demás asistentes a la reunión de esta semana en Luíntra es que las parroquias que el informe técnico encargado por el Valedor considera aptas son 61, repartidas entre trece de los veintiún municipios integrados en el consorcio. Eso y que en la propuesta final entrarán también monumentos que no están dentro de esta primera delimitación, pero que merecen estar por lógica histórica o importancia patrimonial.
Lo que, según fuentes del consorcio, todavía no se sabe es cómo afectará a cada zona su inclusión en la versión final del mapa, cuando eso llegue. La gerente del consorcio, Alexandra Seara, sostiene que el grado de protección propuesto dentro de cada parroquia no es homogéneo. Es decir, que habrá diferencias entre unas zonas y otras, dentro del área candidata a ser declarada BIC y, después de eso, candidata a Patrimonio de la Humanidad.
Todas las dudas sobre la delimitación del mapa, la inclusión de monumentos situadas fuera de las zonas de ribera o la intensidad de la protección que se aplicará en cada lugar deberían quedar resueltas en las próximas semanas. El pleno celebrado por el consorcio esta semana abre un período de consultas entre el Valedor do Pobo, la Dirección Xeral de Patrimonio, los veintiún ayuntamientos, la denominación de origen Ribeira Sacra y los establecimientos de turismo rural. Una vez pasada esa fase, llegará la presentación de una segunda versión del mapa que, esta sí, será sometida a alegaciones.
Especialistas universitarios
El mapa y el informe que lo completa fueron elaborados por un equipo de trabajo formado por especialistas de diferentes universidades gallegas y financiado por las diputaciones de Lugo y Ourense. Sus autores siguieron dos criterios básicos para delimitar la Ribeira Sacra candidata a Patrimonio de la Humanidad: que la parroquia en cuestión tenga una parte de su territorio dentro de los cañones del Miño y el del Sil o en sus bocarriberas, o que disponga de viñedos en bancales.