El no al plan de vertidos impide autorizar empresas en el puerto seco

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZA

LEMOS

La conexión de esta zona al saneamiento requiere una inversión millonaria

30 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La primera fase de la urbanización de la plataforma logística de Monforte fue inaugurada hace cerca de un año, pero en realidad ese suelo industrial no estaba listo para utilizar. Ni lo está todavía ahora. Al menos en teoría, el Ayuntamiento no puede autorizar la apertura de ninguna empresa porque tampoco puede garantizar su conexión a la red pública de alcantarillado. El actual gobierno municipal asegura que la solución al problema requiere una inversión de al menos diez millones de euros. No solo es inasumible para el Ayuntamiento, sino que tampoco hay ninguna garantía de que otras administraciones ayudarían a financiarlo. «É un problema serio», afirmaba ayer el actual alcalde, José Tomé, a la salida de una junta de portavoces que había convocado para informar a todos los grupos políticos municipales del estado actual del asunto.

Que el puerto seco de Monforte carece de conexión a la red general de alcantarillado era algo conocido. Lo que no se sabía hasta que ayer lo contó el actual gobierno local es que el intento de solucionar el problema sin grandes gastos ideado por el Ayuntamiento hace unos meses no había funcionado. Lo que pretendía el anterior alcalde era obtener permiso de Confederación Hidrográfica Miño-Sil para conectar el puerto seco a la red a cambio de reducir el volumen general de vertidos que van a la depuradora de aguas residuales. La confederación no autoriza más veridos porque la estación de tratamiento lleva años completamente sobrepasada.

El presidente de la confederación hidrográfica, Francisco Marín, confirmó a José Tomé en la reunión que ambos mantuvieron hace unos días que el denominado plan de vertidos del Ayuntamiento había sido rechazado. «Porque non establece calendario de execución nin programación económica das distintas propostas», explicaba ayer el alcalde.

Así las cosas, en estos momentos el Ayuntamiento no podría autorizar la instalación de empresas en la plataforma logística. Si lo hace, tendría que afrontar las multas que probablemente le impondría la comisaría de aguas, el organismo de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil que sanciona los vertidos sin depurar. Preguntado por lo que haría de darse este caso, el alcalde asegura que ninguna empresa se quedaría sin licencia para empezar a funcionar. «Conectaríamos o porto seco á rede xeral -afirma Tomé-e despois teríamos que ver que facer se nos sancionan».

Solucionar el problema costaría al menos diez millones de euros

Tres alternativas sobre la mesa, las tres muy caras

La Xunta anunció poco antes de las elecciones municipales del pasado mes de mayo que dos empresas que trabajan en la transformación de madera en combustible querían comprar prácticamente todo el suelo de la primera fase del puerto seco. Podría parecer que la solución al problema de los vertidos es urgente, aunque en realidad nada hace pensar que esos proyectos se vayan a materializar a corto plazo.

En cualquier caso, la solución técnica definitiva para el problema de los vertidos tampoco es viable, ya no a corto sino incluso a medio plazo. Según el Ayuntamiento hay tres alternativas sobre la mesa, pero ninguna baja de los diez millones de euros. El alcalde va a empezar una ronda de entrevistas con representantes de diferentes instituciones para pedir su respaldo económico al proyecto.

En resumen, las alternativas técnicas exisitentes son estas:

Una depuradora pequeña. La primera de ellas pasaría por construir una depuradora propia para el puerto seco. A prioro, no parece la opción más apropiada. No hay un lugar elegido para construirla y es preciso planear bien a qué río irían a parar sus vertidos, por muy depurados que estuviesen.

Generar menos vertidos. La segunda posibilidad es reducir el volumen de líquido que la red municipal de alcantarillado envía a la estación depuradora de Piñeira. Eso pasaría por separar aguas pluviales y residuales. Uno de los problemas fundamentales de la red es que el agua de lluvia, que no necesitaría tratamiento, va a la depuradora igual que los vertidos residuales de casas y empresas. La red se satura y provoca vertidos sin suficiente depuración sobre todo en caso de lluvias intensas. Para evitarlo sería preciso construir un deposito en cada margen del río y renovar las tuberías que van a la depuradora por las dos orillas.

Otra gran depuradora. Una reforma en profundidad de la actual estación depuradora de aguas residuales o, directamente, la construcción de una nueva también solucionarían el problema. La ampliación que resultaría operativa es de tal envergadura que esta opción apenas supondría un ahorro significativo sobre la de construir una depuradora completamente nueva.