Cortes, un museo de la arquitectura y el aislamiento de Courel

carlos rueda / francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

CARLOS RUEDA

Casi deshabitada en invierno, las casas de esta aldea permanecen intactas

04 ene 2015 . Actualizado a las 05:15 h.

La aldea de Cortes, a 24,5 kilómetros de Folgoso do Courel, está situada a media ladera en un macizo montañoso que flanquea el curso del río Lóuzara, en un entorno paisajístico de singular belleza y rodeada por completo por un extenso souto de castaños. Es una zona que sufrió durante muchos años un duro aislamiento, que en cierto modo sigue existiendo. Hasta hace relativamente poco tiempo no se asfaltó el tramo de carretera que la une con Seceda, la localidad más próxima. La emigración y la caída demográfica que despoblaron por completo el pueblo de Hórreos también castigaron a Cortes, dejándola casi sin vecinos. Pero esta circunstancia hizo que su arquitectura tradicional se conservase prácticamente inalterada, ya que hace muchos años que dejaron de levantarse nuevas construcciones.

Hace más una década, la localidad fue sometida a un proceso de rehabilitación integral análogo al que se llevó a cabo en Seceda, Froxán, Vilamor y A Seara. El resultado es que Cortes se convirtió en un auténtico museo de la arquitectura popular de la sierra. En este sentido es sin duda uno de los ejemplos más notables de la sierra, del sur lucense y de toda la provincia.

Una de sus principales características arquitectónicas es el apiñamiento de los viviendas y la estrechez de las calles, que parten en su totalidad de una vía principal que atraviesa la localidad de un extremo a otro. Esta peculiar fisonomía aseguraba una mejor protección contra el frío invernal y las nevadas. Una buena parte de las viviendas están comunicadas entre sí por pasadizos aéreos, lo que ayuda a defender las callejuelas de las inclemencias meteorológicas. Las menos de ellas recurren a pronunciados voladizos y salientes.

Corredores de madera

La localidad conserva en muy buen estado sus llamativos corredores y balcones de madera, con originales diseños propios de esta zona de la sierra y sostenidos por altos pilares de sección cuadrada, construidos con piedras de pizarra. En las fachadas de algunas viviendas hay pequeños rótulos escritos sobre madera y pizarra con los nombres de las familias propietarias o el nombre de calles y plazas -Casa Gallego, Casa Nova, Porta do Santo, Praza da Carreira, Praza da Esterqueira, Rúa de San Francisco- e incluso el nombre de pequeños negocios, como Casa do Zapateiro.

Los carpinteros y artesanos dejaron por otra parte un interesante legado en puertas y ventanas, en las que lucen relieves decorativos y grabados realizados con navajas. No menos importante fue la labor de los herreros: clavos, cerraduras, bisagras... Curiosamente, la localidad tenía una fragua pero carecía de herrero. Cuando los vecinos necesitaban de sus servicios, tenían que recurrir a los herreros de otras localidades, como Meiraos, Vilar do Courel e incluso del vecino municipio de O Incio.

Pese a su espectacularidad paisajística y a su valioso legado arquitectónico, histórico y etnográfico, Cortes no ha sido aprovechada hasta ahora en el terreno del turismo rural. La localidad está casi sin vecinos durante una buena parte del año. En los períodos vacacionales, los antiguos habitantes que ahora residen en otros lugares vuelven a ocupar por algún tiempo a sus viejos hogares y la localidad recobra un poco de la animación que conoció antaño.

Cómo llegar: hay que salir de la capital del municipio por la carretera LU-651 en dirección Seoane y luego desviarse por la LU-1306 hacia Seceda y O Incio. También se puede acceder desde O Incio por la carretera que lleva a Ferrería do Incio, A Casela, Valle de Lóuzara y Lousadela. Nada más cruzar el río Lóuzara, aparece una indicación a la izquierda para la aldea de Cortes, que se halla a medio kilómetro del cruce

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