El peligro acechaba en el monte en 1830

Rodrigo Fernández
roi fernández CHANTADA / LA VOZ

LEMOS

ROI FERNANDEZ

Un manuscrito guardado en Chantada describe muertes causadas por fieras en Ourense

21 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

«Año de 1830 Comisión del Lobo. Expediente formado para la persecución de la fiera o lobo que se presentó en este país. Comisionado para el esterminio de ella. El Señor Don José Baquer, Gobernador Militar en plaza de Monterrey». Así, y con la variada y característica caligrafía de los escribanos del XIX da comienzo un viejo manuscrito, aparecido recientemente en Chantada. Se trata de unos veinticinco legajos cosidos que aportan los testimonios de las muertes cometidas hace cerca de doscientos años por una supuesta fiera en en la comarca de Verín y otras poblaciones lindantes de Portugal, la organización y reclutamiento de gentes para dar caza a dicha fiera y los expedientes formulados por las autoridades contra desobedientes a tal aviso.

Nada extraño tendrían estos documentos si no fuese por la crudeza con la que se relata el modus operandi del causante de los varios cadáveres que van apareciendo en la zona, el misterio que envuelve al animal -o lo que sea- y la curiosa y fantástica descripción de la fiera asesina que hace el escribano de cámara del Rey, José García Reloba. Con la perspectiva del tiempo transcurrido, estos sucesos permiten aventurar alguna hipótesis alternativa a la de las fieras salvajes. Por la época y la zona en la que ocurren quizás no habría que descartar que pudiesen arrojar luz sobre los inicios criminales de Manuel Blanco Romasanta, cuya biografía fue enriquecida recientemente por los investigadores Félix y Castor Castro Vicente, que averiguaron gracias una pista encontrada en la prensa antigua, que había fallecido en una prisión de Ceuta.

Siendo así, otra vez los viejos documentos podrían ser reveladores de algo. En este caso habría que agradecérselo a Celestino López Otero, un abogado chantadino con raíces verinesas, que supo conservar entre otros viejos documentos los de la «Comisión del Lobo». Quiso el destino que estos papeles acabasen en la Ribeira Sacra, área geográfica a la que también pertenece la aldea de O Regueiro en la parroquia de Santa Olaia de Esgos, lugar donde nació un 18 de noviembre de 1809 Manuel Blanco Romasanta. El lobishome de Esgos tendría 19 años cuando ocurrieron los sucesos de Verín.

A continuación, reproducimos los párrafos fundamentales del documento oficial del antiguo juzgado de Enxames (Vilardevós) que explica los trágicos sucesos de 1830 en la comarca de Verín.

Cadáveres en el monte. «Dice en la tarde alta del día diez y ocho del que sigue ha sido llevada por una fiera carnívora en el sitio de Labañeyro, término de Vilarello de este Juzgado, a Mariana Diéguez, hija de José de la misma vecindad; y luego que en el día diez y nueve se me dio de otra novedad. Determiné tomar todas las medidas necesarias y que todos los hombres de dicho Vilarello continuaran registrando la Sierra llamada de Costa, sin dejar la parte que existe en el Reyno de Portugal para ver si se hallan algunos huesos más del cadáver de aquella». «El día diez y seis del mes corriente otra fiera ha cogido un muchacho en el pueblo de Vilafrade, del reino de Portugal, y concurriendo las gentes en su auxilio como le echaron un tiro le dejó y aun le volvieron al pueblo con vida; y que en el Vilaverde que se halla inmediata y en el propio reino en los días anteriores había llevado también a otro niño al que en el monte encontraron ya parte de su cuerpo comido».

Un «leopardo» en Verín. «Tengo datos para creer que aquella es especie de leopardo o onza, porque todos convienen en que es diferente de los demás lobos, Que su color, desde los pechos hasta la punta de la cola por abajo de la barriga es blanca, y de la propia color tiene una corbata en el pescuezo, y la demás parte del cuerpo es de color pajizo anillado, que es muy ancho de los pechos, y delgado atrás, y largo, y que en la cara es más hermoso que el lobo, solamente que en la frente tiene una especie de crespa o pelo largo, cuando llega alguna persona antes de abrazarle se pone de pie, y juega el cuerpo con tal ligereza, que es dificultoso darle golpe alguno; y después que se echa a cualquiera persona y le hiere, la primera cosa que hace antes de comerle, es chuparle la sangre. El modo, de matar dicha fiera es que los pueblos y los sitios donde ha hecho el daño y en todos a un mismo tiempo se coloquen en cada uno ocultos cuatro o seis tiradores y descubierto un muchacho de trece, catorce, o quince años pastoreando el ganado y advertidos que al tiempo que avisten la citada fiera se retiren al sitio donde estén otros tiradores, y por este camino se logrará conseguir el remedio de un mal que tanto aflige y acosa a la humanidad. No me parece que con las monterías o corridas se consiga la muerte de la referida fiera, por tanto su velocidad y sagacidad cuanto que en dicha Sierra de Costa y en la Troya de Mayros de dicho reino de Portugal es donde puede tener sus madrigueras». «Sobre la muerte del feroz animal es preciso contar con ocho o nueve Pueblos del Reyno de Portugal y todos los demás que se hallan en las cercanías o bajadas de las referidas Sierras de Costa y Soldán que pertenecen al Juzgado de Monterrey, Riós, Oimbra,  Mourazos, y a este de Enjames. Dios guarde a V. E. muchos años. Enjames, mayo treinta de mil ochocientos veinte y ocho». 

A por la «fiera carnívora». «En la villa de Verín a veinte y un días del mes de mayo de mil ochocientos treinta: se reunieron ante el señor gobernador militar y subdelegado de policía de este partido y comisionado por la S.E. los señores del real acuerdo para el exterminio de la fiera carnívora. A saber, don José Colmenero y Feijoo, corregidor; y don Francisco Pérez Gil, procurador general de Oímbra; don Manuel Baamonde, juez del coto de Enjames; don Manuel García, procurador Síndico General; Pedro Gutiérrez, procurador síndico general de la jurisdicción de Monterrey y representando al señor alcalde mayor, por hallarse este ocupado, don Martín González Juez y don José Foubelo, procurador general...»

Pólvora y balas. «Que para la satisfacción de todos los gastos, compra de pólvora, balas y lo más necesario, se hará un repartimiento entre los cinco juzgados de esta villa. Que se le pase oficio al cazador Francisco García, vecino de Pena, a fin de que se presente en unión de su hijo también dedicado a la caza. Que igualmente el señor comisionado tome las medidas necesarias a que concurran los perros que hay en el pueblo de la Alvergaría destinados a la persecución y exterminio de las fieras. Que en el día en que se dé principio al reconocimiento de la sierra titulada de Soldán se apostaran en los sitios mas proporcionados como es el Pinal. Que todos los cazadores conservaran el mayor silencio pero sin separarse del conocimiento en donde se hace el registro o busca de la fiera carnívora. Que para señalar los sitios en donde se han de apostar los cazadores y guardar la debida subordinación y orden se comisiona para los que haya en el Juzgado de Oímbra y Mourazos a don José Colmenero Feijoo y don Diego Vázquez Balboa, para los del Juzgado de Monterrey a don Manuel Barrera, vecino de Feces de Cima, y Don Estanislao Manso, de Cabreiroá».

La Comisión del Lobo no deja dudas sobre la organización y el empeño de los hombres de una época y de unas tierras hermanadas, en defenderse de supuestas fieras asesinas. Gracias al celo de la conservación documental, podemos afirmar que está en los escritos.