La cosecha de la aceituna entra en su apogeo en la Ribeira Sacra

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ROI FERNANDEZ

Dos bodegas lideran la recuperación de este cultivo secular en Quiroga

19 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La vendimia quedó atrás hace tiempo en Quiroga. Mencías y godellos reposan en los depósitos de acero que ahora se imponen en las bodegas. Con el otoño bien entrado, llega el turno de la recogida de la aceituna. Otro fruto característico, pero mucho menos conocido de la Ribeira Sacra. En la comarca quiroguesa, donde existe la mayor concentración de olivos, la cosecha está ya en su apogeo. La cantidad es similar a la del pasado año y la calidad parece garantizada con los nuevos medios y la experiencia adquirida en poco tiempo por los productores. «Xa non é como antes, cando se pensaba que a uva tiña que coller mofo antes de prensala», comenta Manuel Mondelo, uno de los dos elaboradores «industriales» de Quiroga.

Mondelo, propietario a su vez de una bodega acogida a la denominación de origen, inició esta semana la campaña de la aceituna. Comenzó por la aceituna do país, parecida a la variedad picual en su opinión, que es la que antes madura en los olivares de Bendollo. «Cando está entre verde e escura, é o punto para un aceite de calidade. Non rende tanto en líquido como cando está madura de todo, pero dá un aceite de primeira», explica este productor. Según sus cuentas, si la aceituna ya tiene color oscuro, con cinco o seis kilos de fruto se puede sacar un litro de aceite. Si tiene aún algo de verde y no pintó del todo, el litro de aceite precisa no menos de siete kilos, cuando no ocho.

Producción temprana

Este año espera elaborar en las instalaciones de su bodega de Bendollo alrededor de 1.000 litros de aceite. La cosecha procede de los 1.500 olivos que tiene en propiedad y de alguna que otra parcela dedicada a este cultivo que explota en alquiler. Muchos árboles, abandonados durante décadas, fueron cortados para que brotasen de nuevo y poder guiarlos con vistas a una mejor producción. «A oliveira se a cortas rebenta de novo por abaixo e no prazo de catro ou cinco anos xa tes de novo produción», señala Mondelo.

El olivar se da bien en otros lugares de la Ribeira Sacra, sobre todo en el Sil y en algunos puntos del Miño. Es en Quiroga, sin embargo, donde su cultivo está más arraigado. Las viejas almazaras movidas por caballerías solo funcionan ya en la Mostra do Aceite, pero los olivos recuperan un protagonismo secular en el paisaje de esta zona. El vareo se hace con modernos aparatos y en los sistemas de prensado se aplican las últimas tecnologías. También el destino del aceite cambió: ahora es un producto de rincón del gourmet.