"O autobús era como un braseiro imposible de apagar"

LEMOS

BOMBEIROS DE CHANTADA

El vehículo de transporte escolar calcinado en Chantada acababa de dejar a 21 estudiantes y estaba a punto de recoger a otros 26

02 oct 2014 . Actualizado a las 23:25 h.

Un autobús de transporte escolar quedó completamente calcinado ayer en Chantada a consecuencia de un incendio que empezó probablemente a causa de un problema eléctrico. La suerte quiso que el vehículo circulase solo con el conductor y con la monitora que acompaña a los chavales. Pero venía de Chantada, donde había dejado a veintiún estudiantes y se dirigía a recoger a otros veintiséis en diferentes pueblos de la parroquia de San Fiz.

Lo conducía José Antonio García, un chófer con catorce años de experiencia cubriendo esta línea para la empresa monfortina Vila. Había empezado su jornada laboral a las siete y media de la mañana con un recorrido por la parroquia de San Fiz para recoger a quince estudiante del instituto Val do Asma y otros seis del colegio Eloísa Rivadulla. Después de dejarlos en sus centros, volvió a salir de Chantada por la carretera de Monforte, para después tomar el desvío hacia Costoira. Entre las nueve y las nueve y cinco circulaba por un tramo en ligera cuesta arriba de la pista de A Cancela do Val, cerca de la aldea de Meixide. Fue ahí cuando vio que salía humo del motor.

Inmediatamente, detuvo el vehículo y él y la monitora bajaron por la puerta delantera izquierda, justo al lado de donde salía el humo. El chófer echó mano del extintor que llevaba el vehículo, se tumbó en la carretera y trató de apagar el fuego desde debajo del vehículo. «Sentín que saltaba o latiguillo do aire e no momento estalou —explica— así que me saquei de embaixo», explica. Unos instantes después, el fuego prendía en el combustible y se propagaba hacia el centro del autobús.

En ese momento, las llamas alcanzaron tal intensidad que prendieron en el tendido de media tensión que pasa justo por encima de este tramo de carretera. El cable se soltó y cayó sobre el asfalto soltando chispas. Los bomberos llegaron aproximadamente quince minutos después de empezado el incendio, pero el fuego ya devoraba la mitad del autobús. «Encheuse de lume nun sopro, xa era como un braseiro imposible de apagar», explica gráficamente el conductor.

«Este autobús andaba como a seda, nunca un problema dera», explica su conductor. El vehículo tenía doce años de antigüedad, así que le quedaban otros cuatro para para alcanzar la antigüedad límite en el transporte escolar y ser retirado de la circulación.

Si llega a ir cargado, la evacuación no habría sido fácil. El fuego empezó precisamente debajo de la única puerta de salida para los viajeros. Tendrían que haber escapado por la otra puerta, la del conductor, lo que hubiera hecho el desalojo más lento. Pero al chófer le parece que habría sido todavía peor que el incendio lo sorprendiese con el vehículo parado en medio de alguna de las aldeas del recorrido. en vista de la intensidad que alcanzó el fuego.

Miedo a una línea de alta tensión

Los bomberos apenas pudieron hacer nada cuando llegaron al lugar en el que ardía el autobús. Sobre la calzada estaba el cable de media tensión que se había desprendido de su soporte, pero ese no era el único peligro. Por este tramo de carretera no pasa solo ese tendido de media tensión. También lo sobrevuela una línea de alta. Con un fuego de esa intensidad había riesgo de que se formase un arco eléctrico que podría soltar una descarga sobre cualquier objeto metálico, como por ejemplo la pieza que regula la salida de agua en la boca de las mangueras.

Así que lo primero que hicieron los bomberos del parque de Chantada al ver el escenario fue pedir al servicio de emergencias 112 que pidiese a Gas Natural Fenosa que cortarse la corriente en la línea de media tensión. En los quince minutos que tardó la empresa en responder al aviso y cortar la electricidad, los bomberos fueron echando agua a distancia y con precaución para tratar de que las llamas no subiesen demasiado y prepararon una conducción para arrojar sobre el autobús espuma, el producto más adecuado para este tipo de incendios.

En cuanto recibieron el aviso de que ya no había corriente en la línea de media tensión, se acercaron con la espuma y apagaron las llamas en unos minutos. Pero para entonces, ya había pasado media hora desde el comienzo del fuego y lo único que quedaba por arder era la trasera del camión. Todo lo demás había sido pasto de las llamas. La intensidad del calor derritió incluso piezas de aluminio del vehículo. No quedó más que el armazón metálico de la carrocería.

El sargento del parque de Chantada, Vicente Simón, felicitó a los bomberos que acudieron al suceso por darse cuenta en cuanto llegaron del riesgo que suponían las dos líneas eléctricas.

La carretera estuvo cortada durante horas, hasta que un camión se llevó los restos del autobús.