«No sé si hay vinos más oníricos, pero algunos son más profundos»

Luis Díaz
luis díaz MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Nando Vázquez, junto a uno de los grabados que expone en el Centro do Viño.
Nando Vázquez, junto a uno de los grabados que expone en el Centro do Viño. natalia senra< / span>

El creador coruñés expone en Monforte la muestra «E vino y la duermevela»

31 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El Centro do Viño da Ribeira Sacra ofrece, a través de una colección de grabados del artista coruñés Nando Vázquez, una mirada poco usual sobre el universo vitícola. Las suyas son obras difíciles de encasillar, a medio camino entre el realismo y el mundo de los sueños. La desproporción, lo ausencia de reglas de lo onírico, convive con el rigor de la técnica en los bodegones y demás estampas que integran la muestra, que lleva por título El vino y la duermevela. La exposición podrá visitarse hasta el próximo día 21 de septiembre.

-¿Hay vinos más oníricos que otros?

-Me gusta el vino, pero no soy ningún experto. Yo diría que hay vinos más profundos que otros. Me refiero a vinos que tienen una densidad especial y se salen de los más sencillos del años.

-¿De verdad se puede vivir del arte?

-Más bien, se puede sobrevivir. Siempre procuré hacer un poco de todo. Carteles para grupos de música, trabajos de vídeo, que es algo en lo que también me manejo. El problema es que con la crisis todo ese trabajo fue a menos. Al vivir en un pueblo, algo ahorro. Me apaño con la leña, en vez de pagar gas. El mío es un aislamiento intencionado, no quiero acabar trabajando en la ciudad en algo totalmente distinto de lo que me gusta.

Nando Vázquez nació hace 32 años en A Coruña, donde cursó estudios de fotografía. Después de algún intento fallido, cumplió su sueño de entrar en Bellas Artes en Pontevedra. También es autor del libro de poemas e ilustraciones Veintitrés rechazos, tres entradillas, publicado por la editorial Elvira. En la actualidad vive en Limeres, un pequeño pueblo de Cerdedo.

-¿Cómo surgió su interés por el mundo del vino?

-No soy de una zona de viñedo, pero el vino siempre estuvo presente en mi casa. Mi familia iba a buscarlo a la zona de A Rúa y me quedó marcada la imagen de los viñedos. La idea de la obra que expongo en Monforte surgió un tanto casualmente, por un certamen que organiza una bodega de Rioja. Al principio me fijaba en cosas de fuera, pero acabé por prestar más atención a la tradición de aquí.

-Parece una visión bastante personal.

-Los grabados que expongo podrían definirse como bodegones fantasiosos [sonríe]. Tienen un sello muy onírico, Hay cubas de madera, jarras de alfarería tradicional y cepas en bancales, pero también elementos extraños como grandes cabezas humanas. Hay mucha ruptura de escalas entre objetos para dar esa sensación próxima al mundo de los sueños.

-Vivió unos años en México. ¿Dejó huella esa estancia en su obra?

-El tiempo que viví en México fue muy fructífero. Necesitaba escapar una temporada de aquí, tomar aire en otro lado. Me fui con lo puesto, con un amigo pintor y sin conocer a nadie, pero allí tuve la suerte de poder trabajar en lo que me gusta. Saliendo fuera al final aprendes a valorar lo que tienes más cerca. Creo que el arte tiene una vocación más universal cuanto más localista es. Se llega mejor al resto del mundo cuando tu obra repara en las cosas más cercanas. Fue Humberto [Loureiro] el que me animó a hacer algo de aquí. Soy de A Coruña y siempre viví en la costa, en Vigo y en la zona de Pontevedra, pero en el interior cada vez me atrae más. Percibo que la tradición está mucho más arraigada.

nANDO VÁZQUEZ arTISTA