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A pie hasta el pasado de O Batán

CARLOS RUEDA / CARLOS CORTÉS MONFORTE/ LA VOZ

AGRICULTURA

CARLOS RUEDA

Una ruta recorre en Pantón una aldea abandonada y sus tres viejos molinos

26 ago 2014 . Actualizado a las 06:58 h.

O Batán es una de las aldeas que engrosa la larga lista de pueblos abandonados en la Ribeira Sacra. Hace alrededor de cuarenta años que el último vecino se marchó de esta aldea del municipio de Pantón. O Batán lo formaban cuatro viviendas, cada una con su denominación popular: las casas de As Cantariñas, Camila Gaiteira, Filomena y O Peto.

O Batán se esconde en el profundo valle que el río Aguianza labra a su paso por la parroquia de Vilar de Ortelle, entre abundantes praderíos abandonados y soutos de castaños. Pero su principal riqueza, además de la agricultura, la ganadería y la recogida de castaña, eran sus tres molinos harineros. Estaban en las proximidades de la aldea y generaban a sus vecinos unos ingresos fundamentales para su maltrecha economía.

En el catastro de la Ensenada ya se mencionan los tres molinos. Sus propietarios eran Agostiño Salgueiro, Amaro García e Ignacio González. Molían seis meses al año y obtenían de esta actividad unas rentas anuales de cien reales. «Viñan coa moenda de toda a parroquia de Vilar de Ortelle e tamén de Escairón. Traían o gran ata a casa de Rachelo e logo cargábase en carros tirados por bois para baixalo ata os muíños, polo Camiño de Rachelo ou da Carreira», relata un vecino de Valboa.

La restauración de Rachelo

Para llegar hasta O Batán, hay que partir de una pista de tierra que sale de Rachelo. En esta aldea están actualmente en proceso de restauración varias de sus viviendas, compradas en los últimos años por nuevos propietarios. Una vez iniciado el descenso en dirección a O Batán y después de quinientos metros, la ruta llega a una bifurcación. El camino de la derecha lleva hasta una vivienda abandonada y en ruinas y se une a continuación al que baja del lugar de Areas y finaliza en el molino de Areas.

Hay que continuar por el de la izquierda en dirección a la aldea abandonada de O Batán, donde llega después de trescientos metros. De la parte alta del pueblo sale un camino a la izquierda que lleva a los molinos de O Peto y de Filomena. Pero antes de iniciar este nuevo tramo se puede hacer un corto recorrido por la aldea y su entorno.

Las casas se encuentran prácticamente en ruinas. Solo unos pocos muros siguen en pie. Es posible descender hasta un arroyo que pasa al lado del pueblo y cruzarlo por unos pasales de piedra. En la otra orilla hay que girar a la izquierda y a unos pocos metros se encuentra la presa que alimentaba el molino de O Batán. Esta vieja construcción fabril se encuentra en la orilla opuesta y presenta un estado ruinoso.

Para visitar los otros dos molinos, hay que regresar a la parte alta de la aldea y continuar por el camino que desciende en dirección al río Aguianza y que la ruta encontraba al llegar al pueblo. El primero de estos otros molinos es el de O Peto, que está a unos 150 metros de la aldea. Un camino a la derecha da acceso a esta construcción que apenas mantiene en pie parte de sus muros.

Para visitar el segundo molino, el que en la zona conocían como de Filomena, es preciso continuar otros 150 metros por el mismo vial. Tras completar eesa distancia aparece al lado mismo del camino una construcción soberbia. El estado de conservación del antiguo molino de Filomena es bastante bueno, a pesar de que carece de cubierta. En el conjunto destacan sus recias y altas paredes construidas en sillería de granito.